María y José, después de tener a su primer bebé, atraviesan por una crisis matrimonial, a esto se suma la implacabilidad y control de la esposa, en medio de esta situación y con la finalidad de tener voz y voto, aunque sea por una ocasión, el matrimonio acude a una tienda departamental y Jesús se aferra a un artículo en especial, así comienza La mesita del comedor.
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Una vez adquirido el mueble, y saliéndose con la suya, Jesús se dispone montar su capricho, pero en medio de esto una situación que lleva al espectador a usar la imaginación, aunque no se quiera, llevándolo a un lugar bastante oscuro, perturbador e incómodo.
Con ciertos guiños al Crimen Ferpecto (2004) de Álex de la iglesia, sobre todo en el vendedor inicial de ambas propuestas y de las niñas mitómanas, Caye Casas, orquestador de esta comedia negra con giros crueles, se hace acompañar de un guion impredecible y lleno de sorpresas macabras que mantienen en vilo. Asimismo, el presupuesto reducido que se tuvo, lleva al cineasta a usar movimientos de cámara interesantes y a favor de la historia, además de dos actores principales que sostienen bien todo el desarrollo, poniendo sobre la mesa una de las cintas más inquietantes de los últimos tiempos, la cual ha ganado en una veintena de festivales.
La mesita del comedor lleva al espectador a situaciones límite donde uno jamás querría estar, el remordimiento, la culpa y el dolor toman un cariz macabro, perturbador y francamente inolvidable.