La icónica banda mexicana encendió los corazones de sus seguidores con éxitos como «Trópico de cáncer», «Las flores» y «El baile y el salón»
Por : Gibrany Jazzmeleth
Una lluvia que asustaba las hojas y aglomeraba las tierras, cobijó a los cientos de asistentes que acudieron al concierto de Café Tacvba, en su primera noche de la serie de presentaciones en el Auditorio Nacional. La bohemia, el romanticismo y sobre todo, la energía positiva no se hizo esperar, ya que la chilanga banda de distintas generaciones convergió y coreó en una sola voz canciones del baúl de los recuerdos de los tacubos.
En una velada donde todo podía suceder, la magia y sinergia floreció con la aparición en el escenario de Rubén Albarrán, Enrique, Joselo Rangel y Emmanuel del Real «Meme», quienes fueron recibidos entre gritos, llantos, sonrisas y aplausos que no cesaron, ya que en un delicado pero sutil inicio sonaron los acordes de «María» un tema que puso a todos los asistentes de pie.
Albarrán no perdió la oportunidad de saludar y darle las gracias a todos los Tacubos, “ estamos felices de poder compartir esta noche con todos ustedes la música. ¡Deseamos que podamos volar y disfrutar en las sonoridades de la orquesta, de la banda, de todos los grandes músicos que vamos a compartir el escenario esta noche!” para así continuar con «Diente de león».
El escenario se convirtió en la atmósfera perfecta, ya que las luces y el arte fueron la combinación sensorial, íntima y sobre todo, bohemia, perfecta para temas como «Trópico de cáncer», «El metro» y «El ciclón» en una noche donde el frenesí y el baile no se hicieron esperar con «Bar Tacuba», «Las flores» y «La chica banda». Sin premura en un abrir y cerrar de ojos la banda Bronces de Oaxaca subió al escenario para interpretar junto a los tacubos “Muerte chiquita”.
En un momento de respiro eufórico el vocalista envió un mensaje de conciencia ecológica. «El agua es algo real, sin ella no existimos, así de simple porque es sagrada la debemos de amar, cuidar y proteger, el agua no es para las corporaciones, es para todos los seres vivos los que compartimos el planeta. Agradezcamos a la agüita del mar, de los lagos de los océanos, de la lluvia del hombre y la mujer» y así con esas palabras comenzó “Olita del altamar”.
«Estamos echando las rolitas viejitas»
En un repentino instante una orquesta sinfónica apareció en el escenario bajo la batuta del maestro Mario Santos en donde las flautas, violines y chelos fueron los instrumentos que enriquecieron el espacio íntimo de música, al sonido de «El aparato», «La locomotora» , «Rarotonga» y justo cuando la fiesta estaba en su punto alto, un clásico se hizo escuchar, «Las batallas». «Esto es para los amores que se van y luego se arrepienten, que chido es escuchar la rola en vivo con ustedes», fue así como los acordes de «Esa noche» empezaron a sonar provocando así aplausos y coros únicos.
La memoria y el reconocimiento también se dieron cita en el concierto, ya que tuvo participación un organillero al son de «Mediodía» y «El outsider» y de esa manera se honró a Jaime López con la entonación de la «Chilanga Banda». Así continuaron con «Volver a comenzar», «El puñal y el corazón», «El espacio» y «Volcán«.
Pero sin duda la atmósfera cambió por completo cuando «Meme» se apoderó del centro del escenario con su guitarra acústica para entonar «Aviéntame», seguido por «Eres» y «Quiero ver», canciones que sin duda pusieron la piel chinita y unas lágrimas en las mejillas de algunos asistentes.
La velada llegó a su clímax con Rubén Albarrán vocalizando «El baile y el salón», anunciando el inevitable adiós, sin embargo, la banda tenía una sorpresa final y era una versión incandescente de «Ojalá que llueva café», interpretada junto a los músicos Aníbal e Iván del Dúo Huasteco, en un emotivo tributo a Juan Luis Guerra.
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