El Auditorio Nacional abrió sus puertas para la gira De Todas las Flores de Natalia Lafourcade, la cual evocó diferentes emociones en sus fans
El Paseo de la Reforma fue testigo en cómo a paso rápido las personas se aproximaban a ver a la cantante Natalia Lafourcade en el Auditorio Nacional, lugar donde las puertas se abrieron de par en par para darle la bienvenida a su gira De Todas las Flores. Con entusiasmo y alegría, los asistentes desde las 8 de la noche se encontraban en el recinto esperando a que diera comienzo el show, el cual no tardaría mucho en hacerlo, puesto que para las 20:40 horas las luces se apagaron y dio pie a que el concierto comenzara de manera satisfactoria.
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«Te amo, Natalia», «Natalia ya sal», «Eres la mejor, Natalia», se escuchó previo a que la intérprete hiciera acto de presencia en el escenario, por lo cual la gente que estaba sentada en cada butaca se estremeció al ver que la artista ingresó con un vestido de color negro y largo, haciendo que los gritos se intensificaran con el suspenso que el silencio provocó.
Con ayuda de dos personas del stand, ambos movieron con destreza la tela del vestuario que se arrastraba en el suelo para así hacer ondas con este material, mientras, en el fondo se proyectaron algunas imágenes que se juntaron con el audio de una señora la cual recitaba un monólogo enalteciendo los productos naturales que da la tierra.
Luego de esta presentación, la cantautora se sentó en un banco y a lado de ella había un micrófono el cual le serviría para que su voz se oyera en todo el establecimiento. La canción de «Vine Solita» fue la encargada de llevarse el título de ser la que abrió el espectáculo, de ahí las melodías «De todas las flores», «Pasan los días», «Llévame viento» y «El lugar correcto», sensibilizaron todo el ambiente que estaba repleto de euforia.
«Muchísimas gracias, buenas noches… Miren que enorme jardín, cuantas flores, que bonito estar aquí, estoy tan feliz por fin estamos en casa… Me siento muy agradecida por su amor, por su cariño, por escuchar, por abrir su corazón para recibir todas estas canciones, todas estas flores, todo eso que se guarda en cada una de ellas aquí en las profundidades de mi jardín en esta habitación, con estos mensajitos tan lindos de estas músiquitas que fueron llegando poco a poquito para ser mis maestras y eventualmente poderlas compartir con todas y todos ustedes»
Natalia Lafourcade
Si los sentimientos ya se encontraban a flor de piel, con el sencillo «Pájarito Colibrí» Lafourcade evocó una emoción de nostalgia y ternura al dedicarle esta pieza a todos aquellos niños que no solo están en la Tierra, también a aquellos infantes que viven dentro de cada adulto que estaba presente en esa velada.
«Esta canción la quiero dedicar a todos aquellos niños y niñas que andan sufriendo por el mundo, por ese trabajo, le quiero dedicar ese trabajo eterno que tenemos que hacer cada uno, esa conexión al alma, al espíritu, a la libertad. Esta canción viene para decir: ‘Todo va a estar bien’, «Pájarito Colibrí». Vinimos a este mundo a ser felices, ser libres, abrazarnos, hacer comunidad, no la guerra; brindo por todos esos niños y esas niñas en el mundo, de esas niñas y niños adentro de nosotros encuentren esa libertad en el corazón y en el alma», expresó la compositora.
Algunas lágrimas corrieron por un par de rostros que al momento de escuchar estas palabras se sintieron identificados con ese mensaje donde las sensaciones eran esenciales para todo este concierto. Después de este emotivo instante, las piezas «María la Curandera», «Caminar bonito», «Mi manera de querer» y «Canta la arena», se apoderaron del público para transportarlos a un viaje donde la naturaleza y el sentimentalismo estaban presentes en cada letra.
Pese a que el concierto tenía un ritmo donde las emociones iban de arriba a abajo, no fue sino hasta la canción «Muerte», cuando las habilidades histriónicas de Natalia salieron a relucir, esto debido a que por primera vez del espectáculo decidió pararse y comenzar a danzar al compás de esta melodía, siendo una acción que no solo significó que se avecinaba la segunda parte del show, puesto que la palabra que lleva por título este sencillo tuvo una acotación donde se transformaría en un nuevo renacer.
«Mi gente linda, ahora sí ya estamos del otro lado, me siento como que acabo de nacer como que ya volví a hacer yo y que así es esto, ¿verdad? ¿Cómo están sus corazones?… Muchísimas gracias por ese amor, por ese cariño, por esa apertura y pues bueno, ya estamos aquí en la segunda parte de este show en donde nos vamos encontrando con estas músicas tan bonitas, compositores que tanto amo interpretar y que también tanto que me han ayudado para ya poder aprender cosas de la música, poder componer cada vez mejor… Y bueno, esta canción que viene y las que siguen, irán viniendo con sorpresitas»
Natalia Lafourcade
Con este mensaje, Lafourcade se dispuso a cantar «Tierra querida», la cual es una composición que fue escrita en compañía de su amiga veracruzana Citlali. De ahí le siguieron «Cien años de soledad», «La llorona», «Tú me acostumbraste» y «Soledad y el mar», siendo esta última quien traería una de las sorpresas que nadie vio venir, ni siquiera la propia intérprete, ya que en esta canción subió al escenario a la artista española Silvia Pérez Cruz, quien solo se encontraba de paso en el país mexicano y de forma inesperada fue invitada a participar en esta presentación.
Aunado a este momento, las intérpretes prosiguieron a cantar «Mi última canción triste». Aunque no tuvieron el tiempo suficiente para poderla ensayar con anticipación, fue algo que cautivó a la mayoría de los seguidores del trabajo de las dos. Por si fuera poco, la cantante veracruzana le dio un espacio en solitario a Pérez para que pudiera interpretar «Mañana», siendo esta la canción que ocasionó que algunos fans gritaran: «Te amo Silvia», «Te queremos», «Te amamos».
Posterior a esta breve aparición, el show continuó con normalidad, por lo que los sencillos «Para qué sufrir», «Ya no vivo por vivir», «Lo que construimos», «Hasta la raíz», «Mi tierra veracruzana» y «Nunca es suficiente», animaron a las personas para pararse a bailar al son de la música.
Aunque el ambiente se prestaba para que todos quisieran quedarse a disfrutar de más canciones, con tristeza Natalia dijo: «No me quiero ir», siendo palabras que anunciaban el final. «Tú sí sabes quererme», fue la coronada como la última interpretación de la noche, por lo que varios con el corazón saliéndose de su pecho decidieron dejar ir este momento donde la tierra, la naturaleza, la música y las emociones estuvieron en una montaña rusa.
«Deseo que la vida sea caminar bonito. Gracias por venir, les amo»
Natalia Lafourcade
VC
