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Danyka y la pasión del intelecto

por | Nov 28, 2020

Este fin de semana llegó a las pantallas Danyka, película protagonizada por Demián Bichir que muestra el momento en el que la vida de un hombre de mediana edad da una vuelta turbulenta al conocer a una joven que lo cuestiona y lo trastorna.

Dirigida por Michael Rowe, la cinta presenta a Armando, un escritor que visita junto a su esposa (Lisa Owen) a unos amigos en una casa en la playa. Ahí conoce a una joven de 15 años, que además de su belleza, lo impacta por su forma de pensar. Una chavita que para su edad es una gran lectora y ha vivido cosas que el protagonista a esa edad ni pensaba.

Rodada en 35 milímetros, como el cine de los clásicos, y con las latas de película que le dieron Rowe con el premio La Cámara de Oro, que ganó en el Festival de Cannes en 2010 por su ópera prima Año Bisiesto, película que lo hizo acreedor también al Ariel en 2011, Danyka nos muestra un diálogo entre generaciones que hace imposible no comentar la cinta al salir de la sala.

Lo que pudo ser un encuentro casual entre el escritor y la joven Danyka (Sasha González), se convierte en un encontronazo, pero de Armando consigo mismo. El personaje primero se impresiona por la belleza de la chica, pero apenas habla con ella se sorprende con su intelecto y después llega un torrente de emociones que van de lo visceral a lo intelectual y a lo dramático, y que llevan a este adulto a cuestionarse toda su vida.

Danyka es un viaje hermoso, rebelde, seductor, peligroso, que transmite la tensión entre el deber ser y lo primitivo, lo animal. Es una historia «llena de sutilezas, de subtextos muy interesantes y silencios muy poderosos», comentó Bichir, quien dice que la vida de Armando es revolucionada por completo, pero a través del intelecto.

Con la fotografía de Alfonso Herrera Salcedo, la película se enriquece por las tomas constantes hacia el mar. Las imágenes que presentan las pausas de los personajes observando, son limpias, son capturas de la naturaleza que se quedan grabadas como recuerdos. Son tomas a través de las cuales vemos lo que aprecia y siente el personaje en esos silencios.

Filmada en las playas de Altata, Sonora, Danyka nos lleva a un viaje personal, sensorial y contemplativo. A un diálogo entre generaciones, donde los valores se trastocan, en donde lo que por años se ha considerado impropio, se convierte en un dilema conmovedor.

Filmada con un bajo presupuesto, la cinta confirma que lo importante siempre es el guion, y es por eso que un actor con las tablas de Demián Bichir quedó enamorado de la historia y además se convirtió en productor de la cinta. Para Michael Rowe, director australiano naturalizado mexicano, el colaborar con Bichir fue un deleite, lo que se ve reflejado en el resultado final, que se convierte en un reto emocional e intelectual para el espectador. 

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