Por: Adrián Ruíz
Giros rebuscados, sentido del humor, hipótesis sobre quién es el asesino y muchas puñaladas, acompañadas de sangre; estos son los elementos que se necesitan y se utilizan para mantener viva a una franquicia de terror, así se comprueba en Scream 6 .
En esta ocasión, y después de los asesinatos de la cinta pasada, los cuatro supervivientes, encabezados por Sam y Tara Carpenter, vuelven a enfrentarse a los asesinatos de Ghostface, la sede en esta ocasión es la caótica y bella ciudad de Nueva York, donde el metro tiene una presencia muy especial y peculiar.


Con una duración de dos horas y tres minutos, la entrega más larga de la saga, la película se burla de sí misma y de sus predecesoras, acompañado de misterio y de un ejercicio para el espectador, para atar cabos. Asimismo, se da tiempo para homenajear a villanos que han marcado una época en el séptimo arte.
Una vez que Neve Campbell decidió no participar en esta entrega, debido a que no se llegó a una acuerdo monetario, la nostalgia no queda a un lado, queda inherente gracias a Courtney Cox, como Gale Weathers, siendo uno de los dos personajes de la cinta original que quedan vivos, quien vuelve a mostrar su naturaleza y tiene un enfrentamiento crucial con más de una persona. A su vez, Kirby, personaje encarnado por Hayden Panettiere, reaparece en la franquicia con un halo de justicia y de misterio, que ayuda a la inyección de suspenso. A este dúo se une Dermot Mulroney, conocido por ‘La boda de mi mejor amigo’, quien también ayuda a dar peso y zozobra a esta sexta parte.

Con un comienzo, que nos remite a la cinta de 1996, Samara Weaving a quien conocimos como una novia bragada en ‘Bodas de sangre’, es la encargada de darnos el banderazo de salida al misterio, la tensión, los sustos y las frases lapidarias. Los amantes de la saga y del género quedarán satisfechos.

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