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Reseña de «La Ballena»

por | Feb 10, 2023

Brendan Fraser alcance niveles histriónicos de alto impacto


Tal y como pasó con ‘El Luchador’, Darren Aronofsky, busca explorar la redención moral de personajes decadentes, y así como lo hizo con Mickey Rourke, devolviéndolo a los cuadriláteros del cine,  ahora hace lo propio con Brendan Fraser, quien renace como el ave fénix y su carrera tiene un segundo aire con ‘La Ballena’. 

Basándose en la puesta teatral homónima de Samuel D. Hunter, quien también escribe el guion de la película, la historia nos presenta a Charlie, un profesor de inglés en línea, quien después de quedar en escombros internamente, se autoflagela y sufre de obesidad mórbida, lo cual hace que su tiempo esté contado y antes de pasar a mejor vida, intenta reconectar con su hija adolescente en una última oportunidad de redención.

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Alejado, por el momento, de los movimientos bruscos de cámara, Aronofsky opta por los interiores, el desarrollo de la cinta ocurre en el departamento de Charlie, siendo el pórtico la locación más lejana, si así se le quiere llamar; en dicho inmueble se teje una atmósfera asfixiante, en donde la intensidad emocional tiene cabida, tal y como ha ocurrido en algunos filmes de Polanski como ‘Repulsión’ (1965) o ‘La muerte y la doncella’ (1994), donde los interiores son cruciales siendo los diálogos y las situaciones las que sostienen a las cintas, un ejemplo que podría ser citado también es ‘Buenas noches mamá’ (1986) de Tom Moore. 

Precisamente, aquellos que visitan el departamento de Charlie, y quienes también poseen sus demonios y culpas, ayudan a mantener la atención del espectador; las actuaciones de Sady Sink, Samantha Morton y Hong Chau, ésta última nominada al Óscar, en el renglón de actriz de reparto, dan dramatismo  y ayudan a contar  la crudeza de las miserias humanas, tal y como lo ha hecho el cineasta en varias de sus cintas. Pero, sin lugar a dudas, las palmas y ovaciones recaen en Brendan Fraser, quien en la década de los 90 y 2000 tuvo relevancia como héroe de acción y como galán de comedias románticas, en donde ‘Dioses y monstruos’ (1998), a lado de Ian McKellen, era la cinta que daba destellos del potencial que tenía como actor de alto calibre; ahora, esto queda al descubierto con un papel, en el que más allá de los prostéticos y efectos digitales, los ojos y la tonalidad de voz empleada por Fraser, ayuda a la construcción de un personaje que invita a la empatía y a la consideración, tal y como Darren lo intentó plasmar en Mother (2017), pero ahora sin ser tan pretencioso y teniendo al portento de Fraser como vehículo para alcanzarlo. Además, Charlie, en medio de un mundo lleno de prejuicios y etiquetas, también clama por la sinceridad y el costo de la misma. 

La Ballena

La crudeza visual, uno de los elementos en el cine de Darren, no queda exenta en esta cinta, pues la autodestrucción del personaje queda a la intemperie en una escena dura de ver, puede generar cierto escozor. Asimismo, el final puede prestarse a una alegoría cristiana o a una redención espiritual, una vez vista la cinta ustedes pueden sacar sus conjeturas. 

A ratos incómoda, pero abogando por la compasión y la empatía, la cinta consigue emotividad y lo logra gracias a su actor principal, quien sin duda alguna es el favorito para ganar el Óscar como mejor actor de este año, dándole a Fraser una segunda oportunidad, ahora como un histrión de altos alcances.

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