La película es dirigida por Milena Cocozza y protagonizada por Carolina Crescentini, Andrea Lattanzi y Roberto Citran
Un inmueble con un pasado tormentoso comienza a resentir la presencia de un fantasma, un niño de ocho años, que comienza a azuzar a una doctora en su nuevo trabajo nocturno, este es el preámbulo para ‘Malévolo: la habitación del diablo’.
De manufactura italiana, y desarrollada en Roma, el thriller marca el debut de Milena Cocozza como directora, y quien había tenido experiencia previa como asistente; la historia se desarrolla en torno a la doctora Bianca Valentino, quien después de meses de no hallar empleo, es contratada en un hospital pediátrico para cubrir el horario nocturno, lo que no le fue notificado es que el inmueble tuvo antecedentes de nosocomio psiquiátrico infantil y en días previos ocurrió una muerte espeluznante e impactante. Además, por si esto fuera poco, un niño comienza a aparecerse clamando por su madre.
Desvelada, con el miedo a flor de piel y con situaciones que se salen de lo común, la cinta explora las energías y vibras extrañas que se suscitan en lugares que atestiguaron dolor y sufrimiento, tal y como lo es un campo de concentración, lo cual puedo atestiguar de viva voz, el ambiente es denso. La cineasta expone una explicación congruente a lo que ocurre y que se ha visto en infinidad de cintas, pero consigue tejer la atención y el halo de misterio.
La cineasta teje aspectos relevantes como la contraposición entre los santos y los fantasmas; además del silencio, sobre todo religioso, cuando se manifiesta algo que no puede ser explicado científicamente, pero paralelo a ello también hay acciones que se ondean con bandera de ayuda al prójimo, la doble moral que le llaman.
La cinta se toma su tiempo para ir armando las piezas del rompecabezas, tal vez uno de los puntos en contra, pues si bien es cierto apacigua y descubre lo que hay detrás dos horas es demasiado tiempo para contarlo, algunas veces se torna redundante.
Si bien no se descubre el hilo negro, y puede ser comparada con varias cintas que tienen fantasmas infantiles, sobre todo españolas y americanas, el filme consigue un ambiente de misterio decoroso, con mesura no con locura.
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