Steven Spielberg labra una coming of age nostálgica, conmovedora, llena de brío y de ingenio, sin llegar a ser pretenciosa
Steven Spielberg labra una coming of age nostálgica, conmovedora, llena de brío y de ingenio, sin llegar a ser pretenciosa, basándose en sus recuerdos de infancia y adolescencia, con ‘Los Fabelman’.
Situada a finales de la década de los 50 y principios de los 60, el vehículo conductor de esta historia es, Sammy Fabelman, un niño quien después de presenciar su primer cinta en el cine quedó atrapado y fascinado por esta magia, lo que inicia como un hobbie se convierte en estilo de vida y también el medio por el que descubrió un secreto familiar inaudito para él.
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Todo este trayecto es recorrido en compañía de su familia, integrada por tres hermanas y por una madre excéntrica, asidua al arte y al piano, así como por un pragmático padre, dedicado a la ingeniería informática, así como por el mejor amigo de este núcleo familiar, a quien se le da el título de tío.
Nominada a siete premios de la Academia, Incluida cinta y dirección, la película se ondea por la sinceridad y la emotividad, con las anécdotas presentadas, dejando un manojo de sensaciones que derivan en la nostalgia y la añoranza cómo pasara con la serie ‘Los años maravillosos’, además de subrayar la importancia de la familia y la niñez como pilar del destino de todo ser humano, así como profesar su amor incondicional por el cine, del cual ha sido un artífice innegable desde hace más de medio siglo. También hace un guiño al racismo, el cual sigue siendo el gran cáncer de la sociedad.
Michelle Williams, consigue una de sus actuaciones más solventes y conmovedoras, devaneándose por el amor a su hijo, pero también por sus conflictos personales. Asimismo, Judd Hirsh con sólo ocho minutos en pantalla consigue un papel memorable, en la piel del tío incómodo que concede una advertencia imborrable para Sammy, con respecto al arte y la familia. Paul Dano, da balance a esta familia con serenidad y ecuanimidad.
Un regalo para el espectador es la presencia de David Lunch, es la cereza en el pastel, quien deja la silla de director para dejarse guiar por Steven en la piel de un icono de Hollywood, el mítico John Ford, como dato curioso podrán ver el cartel de una cinta donde aparece un actor mexicano icónico . Spielberg sabe cómo guiar las emociones de sus actores, así como sorprender con sus montajes.
En esta ocasión, el título de Rey Midas del cine se demuestra con una obra personal cargada de emociones, el horizonte se aprecia arriba y abajo.
