Después de cuatro años, Jurassic World regresa, en esta ocasión hay una gran expectativa y nostalgia, pues se suman a esta franquicia Jeff Goldbum, Sam Neil y la ganadora del Oscar, Laura Dern, quienes iniciaron una saga jurásica en 1994. Todos ellos se reúnen en Jurassic World: Dominio.
Colin Trevorrow, quien ha sido guionista en toda la nueva saga, vuelve al puesto de director, la premisa se ubica años después de que la Isla Nublar fuese destruida, los dinosaurios ahora viven y cazan junto a los humanos en todo el mundo. Este aparente equilibrio redefine el futuro y determinará, de una vez por todas, si los seres humanos seguirán siendo los depredadores máximos en un planeta que ahora comparten con las criaturas más temibles de la historia. Paralelo a ello, Owen y Claire hacen una vida juntos, a lado de su hija, hasta que el peligro y los intereses en el ADN se manifiestan. De igual modo, personajes conocidos en la saga iniciada en los 90´s se asoman y también lo hacen personajes nuevos, que son inclusivos en esta nueva modalidad hollywoodense que esperemos no pase de moda.
El filme adolece de un guion desgastado, poco elaborado, en el que se vuelve a enfatizar el hambre del ser humano por sentirse Dios. La cinta se enfoca en persecuciones frenéticas, las cuales llegan a ser excesivas y se convierten en la materia prima de esta entrega. Asimismo, se asoman homenajes a cintas como El resplandor o Alien 3,en más de una ocasión, sobre todo cuando el ser humano está a punto de ser cazado por un dinosaurio.
Los diálogos lucen descuidados y torpes, el guion no está a la altura de los que se esperaba, sobre todo por volver a ver a Jeff Goldbum, Sam Neil y Laura Dern, unirse a esta nueva aventura y que las rencillas y amoríos del pasado fluyeran con más sustancia. Grosso modo, se trata de un blockbuster preocupado por la espectacularidad de sus escenas y descuida, y tira a la borda, algo que pudo haber sido realmente épico.
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