Después de un gran concierto, el cantante se presenta de nuevo este miércoles en el Metropolitan
La noche del martes se tornó albiceleste, aunque parecía que el color que cayó del cielo rodeaba al Teatro Metropolitan, sin embargo nada que ver con el maestro de Providence (Lovecraft); eran las cientos de camisetas a la venta, estampadas con la figura de un calamar muy parecido al mítico personaje del maestro del terror cósmico.
La legendaria calle Independencia era un ir y venir de personas de todas las edades, y si un despistado pasaba por ahí, bien podría tener un lapsus y no saber en qué país estaba, porque gran parte de los transeúntes hablaban con el ya identificado tono argentino. Pero no era para menos, todos estaban listos para ingresar al primero de los dos conciertos de Andrés Calamaro en la Ciudad de México.
Y mientras algunos compraban la remera con la figura del calamar-Cthulhu para estar a tono con el acontecimiento, otros ya ingresaban al otrora cine cuyo escenario es custodiado con grandes figuras de mármol y parecían ser las acompañantes de un Calamaro que llegó «partiendo plaza», lo que no niega al pedir de nuevo que abran la Plaza de Toros, y al ritmo de «Output-Input», dio inicio a uno de los conciertos más memorables del año.
Andres Calamaro, el cantante, compositor y músico argentino que no deja de expresar su amor por México en cada oportunidad. El artista que admira la cultura de nuestro país, que conoce parte de la cinematografía nacional y por supuesto la música, pero sobre todo las calles de las ciudades que ha visitado por más de 15 años. Calamaro, el Salmón, como también se le conoce por el nombre homónimo de uno de sus discos, que ama el futbol y ha dedicado «Estadio Azteca», al balompié y a Maradona, y que anoche no perdió la oportunidad de cantar y mostrar en las pantallas el video del conocido tema.
Y así, el legendario Metropolitan vio ocupadas todas sus localidades; 3 mil personas brincando y cantando canciones como «My mafia», «Cuando no estás», «A los ojos» (de Los Rodríguez), «El salmón», «Alta suciedad» (en la cual la euforia se desbordó), «All you need is pop», así como un mix de «La parte de adelante/Loco/Corte de huracán» y otro con «Mi enfermedad/Todavía una canción de amor/Te quiero igual/Dulce condena». Todas ellas con Calamaro algunas veces al teclado y otras en la guitarra, y acompañado de una banda más que destacable por su calidad y que nos ofreció tintes de «Dead flowers» (Rolling Stones), «Spain» (Chick Corea) y «Layla» (Eric Clapton).
Un concierto de Andrés Calamaro que no quedó a deber, porque «Sin documentos» y «Flaca» llegaron al momento justo; tal vez si faltó algo, podría ser una rola de Los Abuelos de la Nada, pero que tal vez se compense con el segundo concierto esta noche de miércoles 11 de octubre, que seguramente ya es sold out. Pero como dicen, la esperanza muere al último, y tal vez haya unos boletos a la venta todavía, porque perderse al Salmón en vivo es peor que cruzar el viento sin documentos.
