Ambientada en Montana en 1925 -aunque rodada en Nueva Zelanda- «The Power of the Dog» gira en torno a un vaquero, quien gestiona un rancho junto a su hermano.
Doce años después de su última película, Jane Campion ha regresado al cine con «El poder del perro», un wéstern lírico y lleno de tensión que ha presentado hoy a competición en la segunda jornada del Festival de Cine de Venecia y en el que nada ni nadie son lo que parecen.
Maestra de la sutileza y la creación de atmósferas, Campion regresa a un tema que domina, la tensión que palpita en el deseo reprimido, pero esta vez el personaje central no es una mujer sino un hombre (Benedict Cumberbacht) atrapado en su propia dureza de cowboy.
Una historia donde todo va bien hasta que George se enamora de Rose (Kirsten Dunst), una mujer viuda que se muda a vivir con ellos al rancho donde también les visita su hijo, el amanerado y misterioso Peter (Kodi Smith-McPhee). Phil no para de atormentar a ambos hasta que un sentimiento oculto empieza a aflorar en él.
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La anterior película de Campion fue «Bright star», con la que compitió por la Palma de Oro en Cannes. Después de eso estuvo volcada en la creación y dirección de la serie detectivesca «Top of the lake», protagonizada por Elizabeth Moss.