La Asociación de Internet MX (AIMX) en su 16° Estudio sobre los hábitos de los usuarios de Internet en México 2020, dio a conocer que hasta 2019 había 87.4 millones de internautas, registrando un incremento del 5.4% con respecto al año anterior. Y a esto hay que añadir que durante los meses de la pandemia, el 45% de los internautas en México han aumentado su adopción tecnológica.
La AIMX también presentó qué actividades se realizaron en mayor medida durante el 2020: la más popular fue el uso de redes sociales con el 89%, registrando un incremento del 7% con respecto a 2019.
La cantidad de contenidos, publicaciones e interacciones que tales números generan es infinita, al igual que las posibilidades que de las mismas se generan, tanto para la empresa privada como para la administración pública.
Es por ello que el monitoreo social se ha convertido en una herramienta indispensable en la actualidad política de nuestro país.
Pero, ¿Qué es el monitoreo social?
Es un proceso de monitoreo activo donde se recaba información de las redes sociales y otros sitios de Internet en torno a temas que se están hablando, quienes son los usuarios que más publican, el top users, influencers, temáticas, reputación… una cantidad ilimitada de información que nos va a permitir interpretar el sentir de los ciudadanos en base a la captación de información única y privilegiada
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¿Qué ventajas tiene esta herramienta para la cobertura de campañas electorales?
Mediante este monitoreo activo conoceremos el “volumen de conversación” de los candidatos, es decir, la cantidad de menciones que generan en redes; y, más interesante, su “índice de reputación”, que nos dice si dichas menciones generan a su vez un sentimiento positivo, negativo o neutro en la ciudadanía.
El monitoreo activo permite seguir la evolución de la opinión de los ciudadanos respecto a las propuestas y valoración de los diferentes partidos y candidatos, lo que nos permitirá conocer quiénes son los mejor y peor valorados en cada momento, entre otros muchos otros datos interesantes.
El monitoreo activo ha revolucionado casi desde el mismo inicio del nacimiento de las Redes Sociales las campañas electorales, complementando, e incluso sustituyendo en ocasiones a los medios de difusión tradicionales como TV, radio o prensa escrita. Ignorar o despreciar las interacciones generadas en Internet por la ciudadanía, atendiendo en tiempo real a los sentimientos que los candidatos generan con sus menciones y publicaciones, sería despreciar una fuente valiosísima de información sin la cual no podríamos contar con un panorama completo de la actualidad electoral hoy en día.
