Con 299 fiestas simultáneas, el Subsistema de Educación Comunitaria PILARES celebró su sexto aniversario, reafirmando su papel como motor de cambio y desarrollo en la Ciudad de México. Desde su inauguración en 2019, estos espacios se han convertido en un pilar fundamental para promover la inclusión, la educación y la cultura en las comunidades más vulnerables.
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El epicentro de esta conmemoración fue el PILARES Richard Wagner, ubicado en Gustavo A. Madero, el primer centro en abrir sus puertas hace seis años. Ahí, se vivió un momento emblemático con la partida de un pastel de dimensiones colosales, de dos metros por 60 centímetros y casi 70 kilogramos, preparado por manos de talleristas de diversos PILARES.

Javier Hidalgo, Coordinador General del Subsistema, destacó la importancia de este modelo educativo y cultural que hoy cuenta con más de 600 mil usuarios, apoyados por cerca de 5 mil docentes, talleristas y promotores. “Ha sido un esfuerzo colectivo que no solo transforma a las personas, sino también a las comunidades. PILARES nos lleva a otro nivel en educación, deporte y cultura”, expresó emocionado.
El legado de PILARES se consolidó con su transformación en Subsistema de Educación Comunitaria en 2023, marcando un nuevo capítulo en su historia. Este cambio formalizó su labor como garante de derechos sociales, ofreciendo más de 130 actividades gratuitas al día en programas que van desde ciberescuelas hasta talleres de autonomía económica y artes comunitarias.

Para Israel Rodríguez, primer Líder Coordinador de Proyecto Operativo del PILARES Richard Wagner, el éxito de esta iniciativa radica en su capacidad para construir espacios de reflexión y desarrollo incluyente. “PILARES es mucho más que infraestructura; son lugares que promueven el ejercicio pleno de los derechos y el cuidado comunitario”, subrayó.
Desde sus inicios, PILARES ha sido un refugio para quienes buscan aprender, crear y transformar su entorno. Su enfoque flexible y accesible lo convierte en un referente en la reconstrucción del tejido social, llevando educación, cultura y deporte a todos los rincones de la capital.

En seis años, los PILARES no solo han crecido en número, sino en impacto, consolidándose como un modelo único que pone a las personas en el centro del cambio social. Y mientras el pastel gigante fue compartido como símbolo de celebración, el verdadero regalo para la ciudad es el futuro prometedor que estos espacios continúan construyendo.