Rosario Robles, protagoniza el drama Traición y Olvido, como reza el tango Cama Vacía de Carlos Gardel: “Cuando uno está en condición. Tiene amigos a granel. Pero si el destino cruel. Hacia un abismo nos tira, Vemos que todo es mentira. Y que no hay amigo fiel”. Tras quince meses de encierro, rompe el silencio, decide colaborar con las autoridades y denunciar a quienes la pusieron en la picota del presunto revanchismo político, como única culpable de la llamada Estafa Maestra, en este como en otros casos de corrupción; para nadie es un secreto, en cualquier estructura organizacional, los de arriba ordenan y los niveles subalternos ejecutan, ejemplos sobran.
Epigmenio Mendieta, su abogado, dijo que tras dialogar hace unos días con su hija Mariana, tomaría el criterio de testigo colaborador para denunciar el presunto desvío de recursos que favoreció al expresidente Enrique Peña Nieto, al ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y al Partido Revolucionario Institucional. La decisión de cooperar, según su defensa es porque la nueva orden de aprehensión contra su clienta es por delincuencia organizada, una amenaza de dejarla de por vida en prisión, la cual según su dicho “no merece”, debido a que “no se quedó con un solo peso”.
En México, dejando de lado la supuesta culpabilidad, generalmente las mujeres se usan y se desechan según la conveniencia política (sin importar las siglas partidistas y el orden de gobierno en turno), esto bajo las reglas de un sistema administración de justicia de corte patriarcal; es más fácil culpar a una mujer en cualquier asunto, sea grande o pequeño para dejarlas al final a su suerte.
Para muchos, el asunto de la ex jefa de Gobierno, ex presidenta del Partido de la Revolución Democrática y ex secretaria de Estado en el gobierno peñista (Sedatu y Sedesol), a quien le cargan el supuesto desvío de 7 mil 770 millones, de pesos; entre los fantasmas involucrados se encuentran 11 dependencias del Gobierno federal y 8 universidades públicas. Este entramado, viene de un supuesto ajuste de cuentas añejas, donde el Presidente López Obrador como ajusticiador la puso en la horca, el tabasqueño lo niega.
Este asunto es un tanto análogo a la copla de la canción Traición y Olvido del grupo Cañaveral: “…La cosecha sembrada muy mal, muy pronto la recogerás, conmigo te portaste mal, con él tú lo vas a pagar, traicionaste a tu amiga, olvidaste la amistad, traicionaste el cariño que yo te supe dar…”.
En México, la desigualdad y la discriminación de género siguen replicándose como prácticas naturalizadas, Rosario Robles busca piso parejo, que involucren y enjuicien a todos los presuntos al igual que ella, que todos sean tratados por igual, ni más ni menos, igual, busca un proceso legal apegado a derecho sin señales de consigna; hasta no alcanzar una igualdad sustantiva, las mujeres seguirán siendo señuelo de otros, que por su poder económico, político, académico y/o social tienen el mango del sartén en sus manos, es simple servir de chivo expiatorio, insisto, sin importar la presunta culpabilidad de Robles, las mujeres merecen una justicia justa.
Sumemos Voces.
