Para que niños, niñas y adolescentes cuyos padres laboran en el tiradero de Escalerillas, en Chimalhuacán, no pierdan el año escolar, la Fundación para la Asistencia Educativa FAE trasladó las aulas hasta donde se encuentran los menores.
Este proyecto surgió a raíz de la contingencia sanitaria por COVID, que ocasionó el cierre de escuelas y que las clases se impartieran de forma virtual pues cientos de menores no cuentan con dispositivos electrónicos ni acceso a internet para dar seguimiento a su educación.
Alan Franco, Coordinador General de FAE destacó que lleva más de 30 años en beneficio de los sectores más vulnerables del país, como familias de pepenadores de basura y, gracias a este proyecto, cada año logran que 100 niñas y niños se gradúen de educación básica.
Con esta estrategia, las y los estudiantes contarán con un espacio determinado y equipado con sillas, mesas, pizarrones, material impreso, así como gel antibacterial y cubrebocas, además de profesores que los apoyarán con el seguimiento educativo que requieren.
La FAE cuenta con certificación en el cumplimiento de su labor social emitida por las autoridades estatales competentes en materia de asistencia social.
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AS.