Artesanos mexiquenses preservan la tradición ancestral de la madera a través de la elaboración de objetos como el molinillo, un utensilio de cocina prehispánico que aún se utiliza en la actualidad.
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Este objeto se utilizaba originalmente para batir bebidas como el cacao, champurrado o atole, y su función era crear espuma y textura. Según estudiosos, el molinillo data de la época prehispánica y ha evolucionado a lo largo del tiempo para llegar a su forma actual.
El molinillo es un palillo cilíndrico con una rueda gruesa que, al girarse, crea espuma en las bebidas. La espuma era asociada con la fertilidad y se consideraba que estaba viva, de ahí que el chocolate fuera una bebida que sólo podían consumir los tlatoanis mexicas.
En la actualidad, el molinillo sigue siendo uno de los utensilios tradicionales de la cocina mexicana más importantes.
La elaboración del molinillo requiere de madera de árbol de cacahuananche o aile, y el proceso de torneado puede realizarse tanto en un torno de violín como en un torno eléctrico. Durante todo el proceso, se deben labrar los anillos que son los que introducen el oxígeno a la bebida y hacen un vacío en el tronco de la madera.
En el Estado de México, los municipios con mayor concentración de artesanos que elaboran molinillos son San Antonio la Isla, Rayón, Ixtapan de la Sal y Ocuilan, con un total de 871 maestros artesanos, de los cuales, 679 son hombres y 192 mujeres.
El molinillo tiene un papel fundamental dentro de la tradición y la gastronomía, y mantenerlo vivo y fomentar su uso es preservar los usos y costumbres de nuestros ancestros.
El Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México (IIFAEM) invita a consumir piezas artesanales como el molinillo a través de sus tiendas «Casart» o en plataformas digitales como Amazon y Mercado Libre.
