Fotografía: Mollie Sivaram / Unsplash
Si se tienen 221.6 millones de suscriptores en todo el mundo, la pérdida de 200,000 de ellos no debería ser vista como una tragedia, pero si durante más de una década tus números siempre fueron positivos y al alza, es probable que esté ocurriendo algo fuera de programa.
Netflix, la compañía que dirige Reed Hastings, ha encajado esa pérdida en un momento convulso del mundo: la inflación escala como nunca en muchos años y la invasión de Rusia a Ucrania no ha hecho más que arrojar un bidón de gasolina a un incendio en progreso.
Si a esto sumamos factores tecnológicos como el uso compartido de contraseñas entre familiares y amigos, o la lentitud con que en ciertas sociedades se adoptan los servicios de banda ancha o los televisores inteligentes, tendríamos justificaciones suficientes para entender que está pasando con el rey del streaming.
Sin embargo, podrían haber influido el calentamiento global, la segunda vuelta en las elecciones francesas, la derrota del Bayern Munich frente al Villarreal que lo deja fuera de la Champions League o incluso la bofetada que Will Smith propinó a Chris Rock en la entrega de los premios Oscar, pero más allá de las razones que esgrime Netflix para justificar la pérdida de suscriptores en el primer trimestre de 2022, lo cierto es que en los últimos años el gigante de Los Gatos enfrenta una competencia brutal.
Y ahí es a donde hay que mirar para entender qué está pasando con Netflix. Al menos al exterior de la compañía, porque adentro parecen entenderlo muy bien, al punto que en la carta enviada a los inversionistas para explicar los malos resultados del primer trimestre, también se les advirtió que contemplan la pérdida de dos millones de suscriptores para el segundo.
Ahora bien, es cierto que por causa de la invasión rusa a Ucrania Netflix cerró su servicio en Rusia, lo cual le representó una pérdida de 700,000 cuentas en ese país, algo que ciertamente estaba fuera de programa. Pero más allá de esto, el crecimiento sostenido de la compañía ha tropezado con la competencia que en los últimos tiempos ha progresado de manera notable tanto en la consecución de suscriptores como en la producción de contenidos.
Y no sólo eso: los otros servicios de streaming han hecho descender sus tarifas de manera sustancial, con lo cual han dejado a Netflix en un nicho muy elevado al que cada vez menos personas quieren o pueden acceder.
Pese a todo lo anterior, Netflix obtuvo 1,600 millones de dólares en ingresos y 7,800 millones de dólares en ventas en el primer trimestre de 2022, lo cual representa un incremento de 10% en sus ingresos si se le compara con el mismo periodo del año anterior.
Esto significa que muchas cosas se han hecho bien, pero que hay otras en las que se ha empezado a fallar y que hay que atender de inmediato.
Por lo pronto, Netflix sigue siendo el rey del streaming y esa posición la mantendrá durante un tiempo considerable antes de que otra plataforma llegue a desbancarlo.
Que ocurra o no dependerá de la estrategia que desarrollen para contrarrestar a la competencia del negocio que ellos inventaron.
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