México se encuentra en un lugar privilegiado ante las rupturas en las cadenas de suministro a nivel global, lo que ha causado un reacomodo y relocalización, lo que significa una atractiva puerta de entrada al mercado de Norteamérica.
Ante este panorama, el exsecretario de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, José Ángel Gurría y exsecretario de Relaciones Exteriores, consideró que es el peor momento para tener disputas comerciales. Además, puntualizó que el país debe de ser cuidadoso con las señales a los inversionistas.
Así, a finales de julio de este año, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) solicitó consultas para la solución de controversias surgidas en materia energética, al amparo del capítulo 31 del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), donde argumentó referente las acciones de política pública y regulatorias del Estado mexicano, las cuales habían impactado negativamente a las empresas estadounidenses del sector energético. Por lo que, días después, Canadá se sumó a Estados Unidos en su demanda.
“Parece que el nearshoring lo mandaron a hacer a la medida para México, por ello, es el peor momento para tener disputas comerciales, además es el peor momento para estar diciendo que es un tema de soberanía. No son temas de soberanía, son temas, simple y sencillamente, de negocios, de dinero y hay que resolverlos así, con enorme pragmatismo. Rápido”.
Sector automotriz
Este sector es el principal generador de divisas, lo que ha externado su preocupación en torno a la política energética de México y la contraposición que genera con sus dos principales socios comerciales, es decir hacia Estados Unidos y Canadá.
Asimismo, el exsecretario Gurría resaltó que para aprovechar el reacomodo de las cadenas de valor, así como el contexto actual, como la guerra entre Rusia y Ucrania, México debe ser “cuidadoso” con las señales que le otorga a la iniciativa privada.
“Es legitimo defender intereses comerciales y legítimos de México, pero debemos de tener consciencia de esta extraordinaria coyuntura que existe en el mundo”.
A su vez, estima que para este año, el crecimiento de la economía mexicana sea «anémico» de al menos 1.5 por ciento, este suceso en medio de un entorno marcado por una inflación mayormente inducida, la cual proviene por factores externos.
Al referirse a la cifra, se puntualizó que luce desalentadora, pues en las últimas dos décadas, el crecimiento promedio del país había sido de solo el dos por ciento.
“Vamos a tener 35 años de crecer a menos del 2%… Esto explica los rezagos en salud, en seguridad, infraestructura, etcétera”.
También aseveró que las previsiones de diversos especialistas apuntan a que del 2023 al 2032 el avance será también del dos por ciento, lo que significa que serán 35 años de un bajo dinamismo.
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MAO
