Fotografía: Cortesía Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
La economía de Argentina consiguió crecer 10.3 % en 2021, con lo cual se pone fin a un ciclo de recesión que inició en 2018 y se agravó por la irrupción de la pandemia de la COVID-19 en 2020. Pero no es el momento de echar las campanas al vuelo: las expectativas de expansión para el presente año se perfilan mucho más moderadas debido a los desafiantes desequilibrios que aún debe resolver el país suramericano.
De acuerdo con el informe mensual de actividad económica que fue difundido este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), un reporte que sirve como anticipo provisional para medir la variación trimestral del Producto Interno Bruto (PIB), en diciembre pasado la economía argentina registró un incremento interanual de 9.8 %.
Asimismo, la actividad económica registró en el mismo mes un avance de 0.9 % en comparación con noviembre último, su segunda alza consecutiva tras el traspié que se registró en octubre (–0.5 %).
En ese sentido, el gobierno argentino destacó que la tasa de crecimiento económico conseguida el año pasado es la más alta registrada desde el inicio de la serie estadística, lo cual ocurrió en 2004.
El PIB de Argentina fue severamente afectado por la pandemia y experimentó en 2020 un desplome de 9.9 %, tras haber descendido 2.5 % en 2018 y 2.1 % en 2019.
INDUSTRIA, MOTOR DE RECUPERACIÓN
El informe reveló que de 16 actividades incluidas en el indicador, 14 sectores productivos lograron mejoras interanuales en diciembre pasado, y fueron los sectores de hoteles y restaurantes (43.5 %), transporte y comunicaciones (16.9 %), minería (16.8 %) y agricultura (9.9 %) los que sobresalieron por la magnitud de su crecimiento.
Sin embargo, el sector con mayor incidencia en la actividad económica en general fue el relativo a la industria, que en diciembre pasado logró un avance de 9.9 %, de acuerdo con el Indec.
Por otro lado, un informe del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), un organismo gubernamental, la fuerte recuperación industrial acumulada el año pasado en Argentina, 15.8 % con respecto a 2020, obedece a varios factores, entre los que sobresalen una “considerable” sustitución de importaciones en ramas como la automotriz, maquinaria agrícola, textil y calzado, entre otras, y el crecimiento del financiamiento productivo, que en diciembre pasado alcanzó su mayor nivel en más de tres años.
Según el CEP XXI, la producción fabril argentina consiguió crecer el año pasado 7.1 % con relación a 2019 y 0.3 % en comparación con 2018.
PERSPECTIVAS MODERADAS PARA 2022
El proyecto de Presupuesto 2022, que no consiguió el aval del Congreso, señala que Argentina habría de crecer este año 4.0%, pero un grupo de economistas privados que mensualmente consulta el Banco Central argentino para su informe de expectativas, pronostican que la economía argentina avanzará sólo 3.0% en 2022.
Según la consultora Orlando Ferreres & Asociados, las perspectivas para este año “son mucho más modestas” pues, aun suponiendo que el gobierno argentino llegue a un acuerdo definitivo de refinanciamiento con el Fondo Monetario Internacional, “la situación macroeconómica será delicada” ya que, “con las reservas en un nivel muy bajo, la política fiscal y monetaria será necesariamente menos expansiva y la inflación lejos está de desacelerarse”.
“En este contexto el avance que esperamos del Producto Interno Bruto está justificado en primera instancia simplemente por el arrastre estadístico que deja el año que terminó, y descontando ese efecto, anticipamos un año de estancamiento para la actividad económica”, señaló la consultora en un comunicado.
Finalmente, para el economista Martín Calveira, de la IAE Business School de la Universidad Austral, tras la recuperación de 2021 el “desafío” para 2022 en relación al crecimiento “está vinculado con la desaceleración inflacionaria, un menor impulso del gasto público y la coordinación de las expectativas en virtud de evitar una nueva ronda de contracción de la actividad”.
Agencia EFE
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