Fotografía: Andrey Metelev / Unsplash
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), un centro de investigación en políticas públicas, realizó un estudio en el que señala que la Reforma Energética propuesta por la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, entraría en conflicto con los lineamientos del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), al punto de presentar el riesgo de incumplir con los mismos.
Bajo la premisa “¿Cómo afecta la iniciativa de Reforma Energética al T-MEC y a la competitividad de América del Norte?”, el IMCO refiere que de aprobarse la reforma, esta generaría obstáculos para el aprovechamiento del T-MEC, puesto que “genera conflictos con sus disposiciones, afecta el mercado energético regional y a los exportadores de México y, al final del día, resta atractivo al país como alternativa de inversión frente a China”.
Pero los aspectos negativos no se detienen ahí: la organización plantea que la reforma presenta implicaciones nocivas en lo relativo al Estado de Derecho, al manejo sustentable de la economía y el cuidado del medio ambiente, así como la ejecución de negocios y actividades productivas.
Asimismo, el estudio apunta a una violación de las disposiciones del T-MEC en lo referente a “materia energética, derechos de los inversionistas, comportamiento de las empresas propiedad del Estado, medio ambiente, hasta competencia económica y comercio transfronterizo de servicios”, y señala que podría darse el caso que México tuviese que defender sus políticas energéticas en paneles internacionales, pues tanto “Estados Unidos y Canadá, al igual que actores privados del sector energético, podrán recurrir a las protecciones que ofrecen tanto el TLCAN como el T-MEC para impugnar la reducción de su participación permitida en el sector, la cual está contemplada en el tratado”.
Pero no sería lo único. La implementación de la Reforma Energética también afectaría a las industrias productoras de insumos o ciertas industrias estratégicas, las cuales enfrentarían problemas en virtud a su alto consumo de electricidad, sin dejar de lado que el consecuente deterioro en su desempeño impactaría al resto de la economía nacional.
Por otro lado, México podría perder la oportunidad de consolidarse como una alternativa de inversión a China, pues en el contexto de las tensiones comerciales entre Beijing y Washington, que en lugar de desvanecerse se acentúan, suponen un caldo de cultivo para que el país sea visto como un aliado de la región y un destino principal de inversión de alto valor agregado.
Finalmente, el IMCO advierte que la reforma reduciría la competitividad regional de Norteamérica en tanto limita las posibilidades de aprovechar la complementariedad en materia energética de las tres naciones, mediante la expansión de las redes de ductos y líneas de transmisión que permitan el transporte de gas y electricidad.
Como contramedidas, la organización propone tres puntos a considerar al Congreso de la Unión:
- Incluir a México en carta paralela EUA-Canadá de cooperación en energía, en donde se plasmen una serie de compromisos en materia de cooperación energética, sobre todo aquellos relativos a medidas y transparencia regulatorias, así como disciplinas relacionadas con el acceso a infraestructura de transmisión y ductos.
- Invertir en infraestructura energética transfronteriza y en energía e infraestructura logística en América Central.
- Facilitar el desarrollo de nuevas capacidades instaladas a partir de energías limpias.
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