No fue tanto la sorpresa o la indignación, sino más bien el miedo al contagio; nuestros niños desde 3 años hasta universidad regresaban a clases a esas aulas vacías durante nueve meses, ¿qué se podría esperar?
¿Una transmisión masiva y en cadena?
Primero, nos reunieron a los padres por zoom, esa plataforma que a golpe de clicar hemos logrado manejar oportunamente para salir del paso, y se nos comentó que el regreso sería totalmente seguro, que lo habían estudiado minuciosamente y que querían explicarnos para que estuviéramos tranquilos.
Se nos mostró el nuevo diseño del instituto, habían quitado la cafetería y en su lugar habían construido cuatro aulas más para poder distribuir mejor al alumnado, se pintó el suelo con líneas de diferentes colores (rojo, azul, verde y amarillo) por donde debían circular cada clase aminorando el contacto, la entrada y la salida sería por tres puertas diferentes, en pequeños grupos y horarios escalonados de cinco minutos para tomarles la temperatura sin que se juntaran demasiados alumnos, quedó prohibido llegar antes para no tenerlos en la calle y que pudieran estar platicando entre ellos. El recreo se tuvo que hacer en varios horarios, unos grupos a las diez de la mañana, otros a las diez y media y los últimos a las once. Obviamente mascarillas (obligatoriamente dos) durante toda la jornada y antes de entrar y al salir ponerse gel en las manos, así como al entrar y salir de cada clase limpiar sus pupitres y dejarlos limpios para los siguientes alumnos. En fin, varias mediadas que vimos suficientes, pero el temor seguía existiendo.
A los padres y madres se nos pidió nuestra cooperación, primero que todo los días antes de salir de casa, les tomáramos a nuestros hijos la temperatura, si existía cualquier síntoma que se quedaran en casa y que avisáramos inmediatamente al instituto y seguir con las medidas higiénicas en casa.
Lo más importante era la concienciación de los alumnos, sorprendentemente ellos eran los que más cumplían los protocolos, usaban el gel, limpiaban su zona de trabajo, escogían sus mascarillas de sus héroes, o personajes de videojuegos, desde los más pequeños hasta los mayores y la cuestión fue bastante positiva; es verdad que siempre hay alguno que le gusta saltarse las normas, o simplemente no obedecer, pero en general la respuesta fue efectiva.
Acaba de terminar el primer trimestre, ya han salido de vacaciones de Navidad, no hubo contagios y las clases continuaron con normalidad, excepto por un paro de tres semanas en noviembre que fue cuando el gobierno de España declaró la segunda ola al llegar el frío. Continuaron con clases online, y después retomaron su actividad cotidiana y con satisfacción, por parte del sector educativo que realmente lo ha hecho muy bien, el saldo es cero. El regreso a clases será el once de enero ¿Las festividades y los encuentros familiares pasarán factura y se volverá al confinamiento? Lamentablemente ya se espera la tercera ola.