Hace un año, en España se anunció el confinamiento, quedaría todo cerrado, yo estaba angustiada porque mi hijo se había ido a hacer la Ruta de Don Quijote a Castilla la Mancha junto con su grupo de bachillerato. Al siguiente día regresó y con toda tranquilidad nos quedamos en casa, tan solo sería 15 días ¡aja, si cómo no!
Después de 12 largos meses de: “ahora si se puede salir, no, no ahora no; la mascarilla no protege, ¡no, que si protege!; todo se cierra, ¡no, entrada controlada! Y un sinfín de indicaciones y contraindicaciones que aún nos traen en vilo, seguimos esperando a que, con la vacuna volvamos a abrazarnos, a disfrutar con los amigos.
Lo más triste, claro aparte de los fallecidos y los numerosos contagios, es la economía. Una de las fuentes que más recursos deja en España es el turismo, con 78 millones de visitantes anuales y el tercer país más visitado del mundo, al cerrar las fronteras e impedir la libre circulación, los primeros afectados fueron los hosteleros, seguidos de la restauración, recordemos que España es el país con más bares por cada mil habitantes, algo así como, uno por cada 175 habitantes. Decenas de ellos no han podido sobrevivir y han echado el cierre.
Otro colectivo que se las ha visto “negras”, son los comercios en general, que han tenido que cesar su actividad durante meses y ahora pueden abrir de lunes a viernes, han tenido que despedir empleados y adelantar la temporada de rebajas para poder sobrevivir.
Según las estadísticas, el número del paro alcanza ya los 4 millones y va en aumento, no sé cómo se va a sobrevivir, si no hay trabajo, todo cierra y las ayudas del gobierno salen a cuentagotas.
Y claro, la gente se preocupa, su entorno familiar y social se preocupa y ahora han aumentado las visitas médicas porque la población sufre de ansiedad, estrés, insomnio, etc., aunque eso también ha cambiado, al menos en mi ciudad, ya que antes hacíamos cita online y nos presentábamos en el consultorio, pero ahora el médico te llama por teléfono y no es lo mismo, no te revisan, los síntomas continúan y las preferencias son los contagios.
Otra de las consecuencias de la pandemia, es la natalidad. En España ha bajado un 23%, porque hay miedo al contagio, hay despidos y no es tan fácil encontrar trabajo, las parejas prefieren aplazar la maternidad a que mejore la situación, pero el tiempo no espera.
Sabemos cómo empezó, pero no sabemos cómo ni cuándo terminará, que cosas nuevas nos sorprenderán, como evolucionaremos de todo esto ya que ha cambiado la forma de trabajar, de estudiar, de vivir. Qué tendremos de inventar o crear para mejorar el bienestar de la gente. Tenemos muchas preguntas ¿volveremos a abrazarnos? ¿Volveremos a reunirnos como antes? ¿Podremos ir a los multitudinarios conciertos de nuestro ídolos? Y lo más importante ¿cómo se enamorarán nuestros hijos, si no pueden verse las caras? ¿Y besarse?
