Saúl “El Canelo” Álvarez, es algo más que el deportista mexicano con más dinero en la historia y el dueño de 4 Títulos Mundiales, en 4 diferentes categorías, algo que muy pocos boxeadores pueden presumir de haber conseguido a lo largo de la historia de este deporte.
De indiscutible calidad boxística, el originario de Guadalajara, Jalisco, ha tenido que lidiar casi toda su carrera, con la sombra de grandes Campeones que ha tenido México, como Salvador Sánchez, Juan Manuel Márquez, Rubén “Púas” Olivares y sobre todo, de Julio Cesar Chávez, debido a que una gran sector de los aficionados, además de expertos en pugilismo, incluyendo periodistas deportivos y managers, han cuestionado los triunfos del Canelo y los Cetros que ha ido cosechando a lo largo de su trayectoria.
A Saúl, le ha faltado “conectar” con la afición, tener “feeling” con el público en general y ello le ha costado reconocimiento, al margen de que la maquinaria televisiva –llámese Televisa o TV Azteca—trataron de imponerlos a toda costa, cuando era la empresa que transmitía sus peleas.
Todo ello abonó en contra del tapatío, quien pelea a pelea, trataba de entrar en el gusto de la afición. El Canelo es un atleta tremendamente profesional y disciplinado, además de tener innegables cualidades boxísticas, pero también es un tipo muy serio, incluso osco, de pocas palabras y que evade constantemente a la prensa y a la afición.
Estas circunstancias no le han beneficiado en nada y solo alimentan las comparaciones con los otros grandes Campeones Mundiales que ha tenido el país.
Todos de excepcionales cualidades pugilísticas, estos personajes siempre tuvieron un plus, por encima del Canelo Álvarez: Salvador Sánchez, falleció extremadamente joven y con pocas peles se convirtió en ídolo, sobre todo al vencer en su corta, pero exitosa carrera a boxeadores muy buenos, sobre todo al puertorriqueños Wilfredo Gómez, a quien le puso una paliza, para beneplácito de los aficionados, ya que el boricua fue un auténtico verdugo para los mexicanos, debido a que derrotó a varios de ellos.
El Púas Olivares fue dos veces Campeón del Mundo en dos diferentes divisiones y además de clase, era tremendamente carismático, parrandero y fiestero, por lo cual el fanático se identificaba con él y lo quería, adema de admirarlo. El Púas se echó al público al bolsillo con sus picantes declaraciones. Era un auténtico ídolo del pueblo.
Juan Manuel Márquez, de perfil serio, pero no tanto como el Canelo, fue un auténtico guerrero arriba del ring y se ganó al público con sus 4 inolvidables combates ante Manny Pacquiao y en los que por lo menos en dos, le “robaron” la pelea, ante el coraje y la frustración de afición mexicana.
El impresionante nocaut del “Dinamita” ante el filipino, en la cuarta y última pelea, lo graduó con honores ante la afición. Además de Pacquiao, Juan Manuel Márquez tuvo rivales de enorme calidad y su boxeo era fino y aguerrido.
Julio Cesar Chávez, se cuece aparte. El Cesar del boxeo, es para muchos el mejor peleador en la historia de México y luchar contra ello es casi imposible.
Los triunfos y batallas épicas del sonorense quedarán para la historia y sin llegar al nivel de identificación y de etiqueta de ídolo que tuvo Rubén Olivares, Chávez se supo ganar al publico por su forma de ser afuera del ring, pese a tener capítulos muy oscuros. Con Julio, se dio empatía y admiración. Fue un hombre que en los nacimientos de los Pagos por Evento, para ver las peleas, hacía que prácticamente todo México se paralizara para ver sus combates, algo que no ha podido hacer Saúl Álvarez.
Chávez casi alcanzó el título de ídolo con peleas memorables ante Héctor “El Macho” Camacho, Edwin Rosario, Meldrick Taylor, Pernell Whitaker y Oscar de la Hoya entre muchos otros más.
En los momentos en que Canelo comenzó a cosechar triunfos y peleas estelares, la comparación con Julio fue inevitable, perdiendo casi siempre el tapatío.
Con 30 años de edad y un contrato de más de 360 millones de dólares por diez peleas y cuatro Títulos Mundiales en diferentes categorías, a Saúl Álvarez quizá no se le ha reconocido ni calificado en la justa medida. Los 4 Cetros Universales, es algo que ni siquiera pudo lograr Julio César Chávez, aunque, las épocas y los tiempos eran diferentes.
Álvarez ganó su primer Título Mundial en 2011, al derrotar al británico Matthew Hatton, para obtener el Cetro Super Welter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y lo hizo con 20 años y 6 meses, para estar entre los diez mexicanos que más jóvenes han ganado un Título universal.
Después de ese Título, han llegado los Campeonatos Mundiales de peso Medio, Super Medio y Semipesado, para un récord de 53 peleas ganadas, dos empatadas y una sola derrota que se dio en septiembre del 2013 cuando el escurridizo Floyd Mayweather Jr. Le quitó la etiqueta de invicto.
También están a destacar el par de combates ante el kazajo Gennady Golovkin entre el 2017 y el 2018, con saldo de un empate y una victoria, aunque ambos resultados con una dosis de controversia, lo que no le ayudó a cambiar la imagen que tienen de él sus detractores, apareciendo una vez más las críticas y comparaciones.
Pero al margen de las cualidades o no boxísticas y los Títulos y resultados de Saúl Álvarez esta también el padre de familia, el esposo, el buen ciudadano y el noble samaritano que en su momento ha dejado ver el oriundo de Guadalajara.
También está el hombre que ayuda y que es altruista. Después del sismo del 2017 que daño principalmente a la Ciudad de México, el Canelo donó un millón de dólares para los damnificados y poder comprar víveres, medicamentos y material para construcción.
En el 2019, subastó su barba para costear los gastos de un albergue para gente pobre y en este año, se contactó con la Fundación Nariz Roja A.C. con sede en Guadalajara, Jalisco, para pagar los tratamientos de varios niños con cáncer y pagó un costosa operación a una niña que no puede caminar y que le pidió unos guantes firmados para venderlos o subastarlos y poder pagar su intervención. El Canelo al enterarse de la petición de la pequeña, decidió absorver todos los gastos.
Saúl Álvarez es un gran deportista, buen boxeador, con importantes logros deportivos y que tiene claroscuros como cualquier otro ser humano.
Cuestionado, criticado, pero también reconocido y aplaudido. Lo que es un hecho, es que tiene un asegurado un lugar en la historia del boxeo mexicano.
