Con un dominante Steph Curry, los Golden State Warriors se impusieron 103-90 a los Boston Celtics para llevarse el juego 6 de las Finales y proclamarse campeones de la NBA.
De está manera, la franquicia de San Francisco consigue su séptimo título en la historia y se colocan como el tercer equipo con más anillos en el mejor básquetbol del mundo (7), dejando en el camino a los Chicago Bulls de Michael Jordan con 6 y quedándose solo por detrás de los propios Celtics y Los Ángeles Lakers con 17 Campeonatos.
La nostalgia, el toque «Vintage» y las pinceladas que salían de las manos de las estrellas de los Warriors se quedaron con los reflectores en el TD Garden; Golden State no quería irse a casa con la serie empatada y desplegaron su mejor juego para levantar el trofeo Larry O’Brien por cuarta vez en las últimas ocho temporadas, siendo la segunda dinastía más amplia en la NBA (Toros de Chicago 1991-1998).
En la noche de este jueves, se presenció historia pura. La veteranía, el gran manejo de tiempo, el poder reboteador y la versatilidad en el tiro de tres fueron parte de la gran y peligrosa armadura de la quinteta de Steve Kerr. A pesar de que Boston arrancó con un inicio prometedor firmando una ventaja de 11 puntos, el base estrella, Stephen Wardell Curry no se tentó el corazón y demostró porqué es uno de los mejores jugadores de todos los tiempos.
El mayor de los Curry derramó magia en la duela bostoniana y enterró 34 puntos, siete rebotes y siete asistencias, además de conectar 6 de 11 en triples, luego de que el lunes pasado se fue 0 de 9 en este departamento por primera vez en su carrera en postemporada. Sus altos porcentajes en los Playoffs le valieron para que aperture un nuevo rubro en sus vitrinas: El MVP DE LAS NBA FINALS, premio que lo recibió con una felicidad incontenible.
Así, Stephen Curry es el sexto jugador en ganar el premio al jugador más valioso a los 34+ años de edad. Michael Jordan, Kareem Abdul-Jabbar, LeBron James, Wilt Chamberlain y John Havlicek son las otras figuras que lo han conseguido. Los números son poco para asignarle un adjetivo perfecto a Curry y en la noche de este jueves, ha demostrado el porqué.
Los Celtics buscaban alargar la serie a un séptimo y decisivo juego el próximo domingo, pero les faltó experiencia ante un juego de tanta presión y el equipo visitante aprovechó para sacarles del juego muy temprano. Tras firmar la ventaja de 11 puntos, Boston se vio incapaz de mover el balón, encontrar el aro por conducto de sus estrellas, Jayson Tatum y Jaylen Brown, lo que ocasionó un envión anímico de los Warriors.
La defensa de Draymond Green es digna de un jugador ALL-STAR, la afinó, realizó varias tapas y fue el sostén del equipo durante mucho tiempo en el partido. Draymond, con su energía tradicional, soportó los primeros golpes pero la compañía hizo lo necesario y se llevaron el primer cuarto con una ventaja de cinco puntos. El ancla defensiva tuvo un partidazo con doble-doble de 12 puntos, 12 rebotes y ocho asistencias.
Para el resto del partido, el equipo del «Chef» supo mantener la ventaja y conservar la diferencia para silenciar a los aficionados locales. Andrew Wiggins hizo lo que se espera de él y anotó 18 unidades, mientras que el guardia estrella de la banda, Jordan Poole aportó con 15 puntos, impulsados por tres triples en momentos importantes de la batalla.
Por su parte, Los Celtics no tuvieron su mejor partido en estás NBA Finals y prueba de ello fue su bajo porcentaje en tiros de campo (40%), además de tener más de 20 pérdidas de balón, rubro que sin duda fue factor para dictar una nueva y dolorosa derrota en la franquicia; Jaylen Brown trató de cargar a su equipo con 34 puntos pero los 13 de Tatum fueron insignificantes en quizá el juego más importante de esta serie en la temporada 76 de la NBA.
Los Warriors volvieron al título después de perder las finales en 2019 ante los Toronto Raptors de Kawhi Leonard en seis juegos y dos años sin Playoffs, afectados por lesiones de Klay Thompson y el mismo Curry, que les permitieron reclutar a gente valiosa para este título como Andrew Wiggins y Jordan Poole.
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