La Selección Mexicana debutó en el Mundial de Qatar ante Polonia con un empate y Guillermo Ochoa se llevó la ovación del partido tras atajarle un penal a Robert Lewandowski.
Francisco Guillermo Ochoa hizo estallar de júbilo a más de 5 mil aficionados que se dieron cita en el Monumento a la Revolución Mexicana en el FIFA Fan Fest. Corría el minuto 56, cuando Chris Beath, árbitro central del duelo, pitó un penal a favor del combinado polaco, en ese momento, el silencio se hizo presente, las suplicas al cielo para que ‘Memo’ se quedará con el balón comenzaron, la tensión y la preocupación se respiraban en el aire, fue el grito de ‘portero, portero, portero’ el que unió a todos los aficionados.
‘Lewi’ se puso en posición, disparó y… Ochoa se quedó con el esférico y todos los asistentes estallaron en júbilo, se escuchan “Memo es el mejor portero”, “Por eso se fue al Mundial”, otros más emocionados le juraron amor eterno al guardameta mexicano.
Desde las primeras horas de la mañana miles de aficionados comenzaron a pintar de verde, con sus playeras, la explanada del Monumento a la Revolución Mexicana, sitio donde fueron instaladas las pantallas del FIFA Fan Fest. Aquellos que no tuvieron la oportunidad de viajar a Qatar se reunieron para apoyar en un solo grito a la Selección Mexicana.
La ‘Marea Verde’ comenzó a inundar las calles de la Ciudad de México, esos que esperaron más de cuatro años para ver jugar al TRI en una Copa del Mundo, sin importar el clima, la hora, la escuela o el trabajo, nada fue impedimento para que los amantes del fútbol se unieran en un solo grito para apoyar a los ‘nuestros’.
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Algunos aficionados llegaron desde San Francisco, California, atrasaron su viaje de regresó para estar presentes en el debut del TRI, otros más demostraron su amor por nuestro país, sin importar que su nacionalidad fuera de ecuatoriana como el ‘Payaso Cantarín’ y aunque todos esperaban que el triunfo fuera verde, el empate fue suficiente para comenzar.
En cuanto se escuchó el silbatazo inicial, las porras, los gritos de aliento, incluso las órdenes a los jugadores, como si fueran los mismísimos auxiliares de Gerardo Martino, se hicieron presentes.
La venta de playeras, balones, turbantes, comida, balones, banderas, pelucas y cerveza, sin alcohol, no podía faltar para darle el toque de fiesta al partido.
