Este miércoles falleció a los 89 años el pintor, grabador, escultor y diseñador cuya obra se destacó por la búsqueda de la libertad.
“He pasado mi vida tratando de imaginar que siempre estoy comenzando”
Compartió su obra por toda la ciudad, en todas las librerías, en espacios abiertos y cerrados. Aunque fuera sin saberlo, todos conocían su trabajo, desde los niños que año con año han ido al Centro Nacional de las Artes y han jugado en su fuente, como los jóvenes de varias generaciones que han comprado “Batallas en el Desierto”, de José Emilio Pacheco, o los transeúntes que se han tomado la foto en el colorido pasaje de Ejército Nacional, y hasta los que se han divorciado en los juzgados junto a Relaciones Exteriores.
Vicente Rojo era de nosotros, de todos los que han transitado por la cultura, por las ciudades, por las diversas ferias de libros y por los museos. Fue el maestro punto de partida para miles de diseñadores, para amantes de la gráfica, de la pintura y de las letras.
Fue el hombre amoroso que llegó a nuestro país en 1949 a sus 17 años, a encontrarse con su padre, un republicano español que había llegado diez años antes en un buque llamado Ipanema, y conocía a su hijo a través de cartas que siempre llegaban acompañadas de dibujos, de esos dibujos que fueron el origen de la maravilla que nos regalaría después.
Vicente Rojo, el maestro reconocido en el mundo entero pero que no le gustaba salir de noche, pero que sí le gustaban los chocolates. El creador que recibía con gusto a los reporteros en su estudio en Coyoacán y afable platicaba de sus pinturas y del próximo proyecto.
Para el doctor Arnoldo Kraus Vicente Rojo fue su paciente, pero sobre todo fue su amigo. Juntos publicaron Apología del papel (2019) y tenían planes de hacer otras colaboraciones. “Tenía muchos proyectos y un enorme deseo de vivir para hacer todo lo que quería”, comentó el doctor y escritor que al describir a su amigo dice que su magia consistía “en la ausencia absoluta de soberbia, era generoso con todo mundo, era un ser que entregaba sin pedir, simplemente por el deseo humano de dar”.
Vicente Rojo decía que no tenía clientes, que él tenía amigos, al referirse a muchas de las personas que compraron su obra. Para la mayoría de sus amistades y personas cercanas, el trabajo era una forma de vivir del maestro, se entregaba a su pasión: la pintura y la escultura.
De acuerdo al crítico, curador e historiador del arte Cuauhtémoc Medina, Vicente Rojo fue un diseñador que dio forma a las letras y a las imágenes y colores de la cultura de este país y de buena parte del mundo hispanoamericano por más de medio siglo. “Cualquier persona que fuera consumidor cultural desde los sesenta, sin darse cuenta vivió y aprendió de lo que Vicente Rojo creó, la cantidad de lo que él hacía en relación a folletos, posters, revistas, elementos que crearon la vida cultural de este país es descomunal, pero no por la cantidad, sino porque fue el mayor educador visual de este país en la modernidad. Los que consumimos cultura siempre tuvimos en las manos los libros de Vicente, que eran los libros de los demás. Levantarse los domingos y abrir los periódicos que diseñó, hacía que el mundo de Vicente estuviera en continua disponibilidad”.
Los habitantes de la Ciudad de México caminamos entre sus esculturas y murales, palpamos su obra entre nuestras manos y lo hemos admirado en museos y galerías. Su pintura en los últimos años fue un continuo homenaje y desafío a la forma de la letra. Vicente Rojo marcó las rutas del diseño gráfico mexicano y le dio un sentido ético y humano, las artes plásticas y el mundo editorial no serían las mismas sin su trabajo.
Fundador de suplementos y revistas, como México en la Cultura y Artes de México, entre muchas otras, puede ser conocido a través del documental que hizo de él Juan José Gurrola en 1965, La creación artística: Vicente Rojo, disponible en la página de la Filmoteca de la UNAM.
La Secretaria de Cultura Alejandra Frausto anunció que se llevará a cabo una gran exposición retrospectiva en el Museo de Arte Moderno, la cual será parte del homenaje nacional que se le rendirá.
A. R.
