Mucho se ha escrito sobre Diego Armando Maradona, y también se ha filmado. Además de las transmisiones de sus partidos y las imágenes de sus diferentes apariciones, diferentes cineastas y documentalistas han querido dejar plasmado algo del astro del futbol en la pantalla grande. Pero de todos esos materiales que se encuentran ahora hasta en streaming, destaca uno, el que hizo un serbio que quiso entenderlo.
De 2005 a 2007 Emir Kusturica siguió a Maradona en los diferentes ámbitos de su vida. El cineasta serbio no sólo retrató al ídolo en el sentido estricto del documental, de contar su infancia, su carrera y hasta su incursión como conductor de su propio programa de televisión, sino que fue a lo profundo, a lo que hay en el interior del ser humano, incluyendo lo ridículo, no sólo lo exitoso.
Ganador de diversos premios, entre ellos dos Palmas de Oro, Emir Kusturica dijo en Cannes «Antes de conocer a Maradona, de joven, yo ya sentía admiración por él, porque es el mejor futbolista de la historia. Pero lo que más me gusta es que es un deportista con cerebro, con actitud, piensa en algo más allá del dinero». Eso fue en 2008, cuando presentó su película Maradona by Kusturica, cinta que se presentó en el importante Festival fuera de concurso, pero de acuerdo a varios cineastas tuvo que haber entrado.
La cinta va más allá del documental, porque hasta el mismo director actúa. «Lo que Diego Armando y yo tenemos en común es que formamos parte del mundo usado y abusado», y entonces muestra a los dos, al Kusturica fan y al Maradona humano, al hombre lleno de dolor, de frustraciones, de soberbia. Una de las partes conmovedoras es cuando el futbolista aparece a cuadro y pide perdón a todos sus seguidores, o el momento en el que le dice al director «¿Qué futbolista hubiera sido yo si no hubiera sido por la cocaína?».
Maradona by Kusturica, es eso, la visión de Kusturica, pero es también todo el futbol representado por Maradona. Es la realidad, es el Maradona mediático, es el futbol como vía de escape, como oportunidad de socializar, como reflejo de las esperanzas de una comunidad y hasta de un país. El filme es lo que rodea a Maradona y lo que Maradona hizo que se creara a su alrededor.
Al ser también un músico, Kusturica va llevando la historia a un ritmo, con melodía. Inicia él mismo con su grupo tocando el tema de la película El bueno, el malo y el feo. El cineasta explica qué es Maradona con un «pudo ser la estrella de mi primera película», y sigue describiendo cómo pudo haber sido el personaje de diferentes filmes. Desde que va y toca a la puerta de su casa, el director va llevando al espectador por un viaje, no sólo en la vida del futbolista, sino en la vida argentina y en la política, como la Guerra de las Malvinas y hasta México en el Tratado de Libre Comercio.
Por supuesto que no puede faltar el triunfo de Argentina en el Mundial de 1986. Y a ritmo de «God save the Queen» de Sex Pistols, las imágenes de Diego metiendo gol llenan la pantalla. Sentados en sillas metálicas, Diego y Emir platican y el «Pelusa» le dice al cineasta «Si le ganábamos a Inglaterra, era como una guerra futbolística ganada», una deuda por las Malvinas y que hizo que Diego fuera más amado por sus compatriotas. Y agrega la broma «era como si le hubiera robado la cartera a un inglés».
Y mientras Kusturica se atreve a meterse a la cancha con zapatos de calle y reta a goles a Diego, la historia va de los festejos callejeros y a los alrededores del estadio del Boca, a las visitas a Hugo Chávez, Evo Morales y Fidel Castro. También las visitas al hospital, así como a la Iglesia Maradoniana. Manu Chao cantando en la calle para Diego Armando y una voz en off hablándonos de la CIA y los nazis en Argentina.
Filmado en Argentina, Italia, España, Serbia, Francia y España, Maradona by Kusturica, es un documento imprescindible para conocer a Diego Armando Maradona, para saber qué hizo el hombre, el futbolista, el padre, el adicto, el aspirante a showman. Para saber por qué «la mano de Dios» no fue un mote lanzado al aire. Para saber por qué Maradona es por siempre Maradona.
