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La monja que habló de la liberación sexual femenina

por | Oct 6, 2021

Sellando los labios de la ignorancia que estaba presente en el oscurantismo, Hildegarda de Bingen, monja y virgen, habló de la liberación sexual femenina en la Edad Media. Desgarrando la censura y opresión sexual a la que estaban sometidas las de su género, aunque de forma prematura y momentánea, su legado marco el inicio de la expresión feminista dentro de la historia.

Su pensamiento resaltó la idea de que, en efecto, las mujeres sí sienten y disfrutan, «La sibila del Rin», como también se le conocía por sus habilidades adivinatorias se convirtió en una de las personas con mayor influencia moral, social y política y logró ser muy apreciada en un mundo de hombres (entre reyes y papas).

Hildegarda nació en Alemania en 1098 y murió a los 81 años de edad en 1179, y entre las curiosidades que la rodean es que fue considerada como la primera sexóloga de la historia al haber puesto por escrito la existencia del orgasmo femenino en su libro «Causa et Curae».

En su publicación, describió el orgasmo femenino y les dijo a los hombres «que las mujeres necesitan placer para que la vida íntima fuera positiva, no solo a nivel físico, sino también espiritual».

En este sentido, cabe resaltar que la escritora alemana, Anne Lise-Marstrand Jorgensen, acaba de publicar el libro en español  que aborda la vida de la monja, a propósito del tema, la literata mencionó que: «Esos escritos fueron una grandísima aportación en ese momento histórico, que fue tan duro para todos, en especial para las mujeres, pero no se la puede considerar una feminista«.

La escritora alemana recupera la figura de esta santa, que fue nombrada Doctora de la Iglesia en 2012 por el papa Benedicto XVI, pero lo hace desde una ficción histórica en la que recupera la parte más familiar y humana de Hildegarda, desde su nacimiento en medio de una familia noble con ocho hermanos, hasta su último suspiro.

La autora habla de sus padres, que la entregan a los diez años a la iglesia porque saben nació enferma y sobrevivió de forma inesperada, la pequeña, le cuenta desde pequeñita a la madre que tiene visiones, y ésta se da cuenta de que predice acontecimientos y que se pasa las tardes contemplando la naturaleza y hablando de la luz. Y esa niña, de gran madurez, acepta su destino como camino hacia esa luz que busca y entra en el convento de Disibonderberg, un monasterio masculino, donde se convierte en la asistenta de Jutta von Sponheim, una aspirante a monja de la nobleza local.

Hoy en día nos cuesta creer que en la Edad Media una mujer hubiese hablado de la integración del cuerpo, mente e incluso el alma; en contraste en pleno siglo XXI aún existe el tabú hacia la liberación femenina, es por ello que se necesitan más mujeres como Hildegarda, que nos ayuden a abrir más el camino de la revolución femenina que no termina.

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