La fotografía como una ventana, nos permite mirar un instante capturado, quizá el de un ser amado. En esta temporada de fieles difuntos se acostumbra poner el retrato de los ausentes en las ofrendas.
Los panteones lucirán vacíos este 1 y 2 de noviembre únicamente con las ofrendas colocadas con anterioridad.
Representación escultórica de Mictlantecuhtli, Dios de la muerte que suele representarse con un esqueleto, simboliza el sol nocturno del inframundo. Esta pieza se encuentra exhibida en el Museo de Antropología e Historia.
La flor de cempasúchil cuya palabra proviene del náhuatl y significa flor de veinte pétalos, colorea las calles, altares y camposantos esta temporada con su tradicional color naranja y algunas tonalidades de amarillos.
Este año 2020 será la primera vez en qué los cementerios sean cerrados al público el 1 y 2 de noviembre por cuestiones de emergencia sanitaria. Quién desee acompañar a sus difuntos podrá hacerlo días antes y días después con las medidas de precaución necesarias.
Los cráneos de azúcar, chocolate, amaranto y algunos otros alimentos son el desconcierto de extranjeros que se intensifica al ver que son personalizados con sus propios nombres.
La luz de las candelas que acompañan al difunto e iluminan su camino en la oscuridad están siempre presentes en los altares y cementerios.
Se conoce como Tumbas de Tiro a los entierros de culturas occidentales, en ellas se depositaban difuntos de alto rango junto con ofrendas que facilitaban su tránsito al inframundo como vasijas con alimentos y bebidas además de otras de carácter decorativo.
El pan de muerto es el alimento más representativo de la época, aunque en la capital tiene una forma de montículo con la representación de huesitos ordenados con el cráneo en el centro y cubierto de azúcar con sabor de azahar, existe una gran variedad en cada región del país.
El festín con el que se deleitan las ánimas en los altares va desde los alimentos tradicionales como fruta, tamales, mole y bebidas alcohólicas, dulces o cigarros que el difunto gustaba de comer en vida.
La concepción de la muerte en México tiene una complejidad y una riqueza cultural que ha dado la vuelta al mundo encantando a los extranjeros.
La Celebración de Día de Muertos entró a la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2008.
