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Entre Líneas: Borges y la Metáfora del Tiempo: El Río Inexorable

por | Ene 11, 2024

En la poética de Jorge Luis Borges, el tiempo se revela no como una línea recta, sino como un río, una corriente constante e irreversible que lleva consigo la esencia misma de la existencia. La elección de Borges de representar el tiempo mediante la metáfora del río no es casual; es una decisión poética que lleva consigo múltiples capas de significado.

La imagen del río, como metáfora temporal, se enfatiza principalmente por su flujo inexorable. Borges, al optar por esta representación, se sumerge en la corriente de Heráclito, el filósofo presocrático que postulaba que «todo fluye» y que la realidad es un perpetuo devenir. En esta perspectiva, Borges encuentra una forma de expresar la naturaleza efímera y constante transformación del tiempo.

La pregunta intrínseca sobre qué es lo que fluye, qué es lo que cambia, encuentra su respuesta en la visión borgeana de los espejos. Para Borges, los espejos son más que simples superficies reflectantes; son portales a dimensiones complejas de la realidad y de la palabra. En esos momentos en los que Borges siente el límite del lenguaje, los espejos se convierten en objetos terribles, reflejando la incapacidad de la palabra para abarcar la totalidad de la experiencia humana.

Sin embargo, cuando Borges encuentra la recinto para soportar ese límite lingüístico, los espejos se transforman en redentores. Aquí, Borges revela su ambivalencia hacia la expresión literaria, definiéndola como un sistema donde la realidad se multiplica infinitamente y se generaliza, expandiendo hacia un contexto verdadero. En estos momentos de introspección, los espejos se convierten en un medio para explorar la complejidad de la realidad y la limitación inherente del lenguaje.

Borges, a través de esta dualidad de espejos y su metáfora del río temporal, nos invita a contemplar la naturaleza elusiva del tiempo y la inabarcable complejidad de la realidad. La elección de estas imágenes no solo responde a la pregunta sobre la naturaleza del tiempo, sino que también refleja la profunda reflexión de Borges sobre el lenguaje y su capacidad para capturar la esencia de nuestra existencia.

Entre líneas, Borges nos instiga a explorar los límites de la percepción y a cuestionar la realidad misma a través de las herramientas de la metáfora y el simbolismo.

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