Hace unos días, mi estimado maestro y “operópata” Manuel Yrízar, escribió estas líneas en su perfil personal:
“Enrique Jaso Mendoza, mi Maestro de Ópera y de Vida, es quizás el personaje, junto con mi papá el Dr. Manuel Yrízar, que más influyó en mi vida, cambiándola radicalmente, aumentando, si eso fuera posible, el gran amor, pasión y entrega, que he tenido, por esa mujer voluptuosa a quien he deseado siempre, LA ÓPERA, cruz y delicia de mi corazón. Su recuerdo y su presencia me acompañan. ¡Tanto nos acordamos de él que estamos convencidos que nos sigue mandando su bendición desde el Cielo!”
En el argot de la docencia existe una frase que se repite palabras más, palabras menos “para obtener un buen fruto es necesario una buena semilla, una buena tierra y un buen agricultor”, el Maestro Jaso fue todo eso. Una excelente semilla descendiente de la extraordinaria cantante y diva mexicana Mercedes Mendoza y del pianista y compositor Enrique Jaso López, la tierra fértil de su prodigiosa mente nutrida de la cultura oaxaqueña que vio nacer su talento vocal como pocos y el mejor agricultor a través de su pasión, experiencia y especialización pedagógica para ayudar a emerger nuevos talentos cantantes.
Crítico de la educación musical empobrecida por la mala praxis de profesores improvisados, y de moldes académicos, ganó con trabajo y dedicación el calificativo del mejor pedagogo especializado en canto lirico. En vida fue laureado en múltiples ocasiones, entre las que se pueden mencionar algunas como las medallas de reconocimiento al “Mérito Universitario” de la UNAM, el “Premio a la Excelencia Académica” por parte de CONACULTA, la “Medalla Mozart” que otorga la embajada de Austria en México, por su mérito y trayectoria.
Como un frondoso árbol de raíz potente, el Maestro Jaso supo aprovechar y reconocer el bagaje que le ofrecieron otras mentes prodigiosas desde su infancia como pieza destacada de los “Niños Cantores de Viena” y por el paso de su madurez como María Bonilla, Pedro Michaca, David Silva, Ángel R. Esquivel, Fernando Wagner, Riccardo Stracciari, Piere Bernac entre otros y que a su vez, transmitió a sus alumnos, ahora proyectados en escenarios internacionales como Rolando Villazón, Héctor Sandoval, Francisco Araiza,
Después de todo, la docencia va mucho más allá de una buena instrucción, consiste en detonar una chispa interior y los alumnos que tuvieron la fortuna de conocerlo, lo supieron bien. Las filas de las aulas para tomar sus clases en la Escuela Nacional de Música y la Escuela Superior de Música, son solo una muestra del reconocimiento a su vocación formadora.
Ya diez años de su partida, pero las generaciones a quienes pulió sus talentos vocales aún tienen mucho tiempo para continuar su legado, mientras la historia no olvide a uno de los Maestros de mis maestros.
