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El Capitalino
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Emotivo concierto de Serrat en su gira del adiós

por | May 19, 2022

El cantautor se retira de los escenarios con la gira «El vicio de cantar, 1965-2022» y ofreció un par de conciertos en el Auditorio Nacional

Ante un Auditorio Nacional lleno, en el que ningún asiento estaba vacío, Joan Manuel Serrat se despidió del público mexicano. El año pasado anunció que se retiraba de los escenarios, para hacerlo con dignidad, por eso inició una gira en noviembre que partió de la ciudad de Nueva York y recorrerá las principales sedes en las que se ha presentado a lo largo de casi 60 años de carrera.

La gira «El vicio de cantar, 1965-2022» es un adiós a los grandes conciertos y seguramente cada presentación será única porque el cantautor tiene una historia en cada país. Sin embargo, la parada en México es una de las más significativas, porque el exilio de Serrat fue en nuestro país, cuando a principios de los 70 tuvo que quedarse porque sus comentarios en cuanto al dictador Franco ponían su libertad y su vida en peligro. Se quedó y fue recibido en la casa de los Taibo, «donde crecí escuchando a Cri-Crí y leyendo a Rulfo y a Rius».

Este país, «que recibió a los republicanos españoles que aquí se exiliaron» es para Serrat un punto clave en su carrera. Y la noche del miércoles, al iniciar su concierto y después de cantar «El carrusel del furo», Serrat reflexionó, «voy prendido a mis canciones, como el abrojo a la manta, prendido a mis canciones, que también son suyas, porque ustedes las han hecho suyas», y habló de los personajes de sus temas, aclarando que eran ficticios, pero no sin dejar de mostrar su gratitud a «aquella mujer que yo quiero, que no se purificaba con agua bendita, se purificaba con ginebra».

Foto cortesía Auditorio Nacional

Y con «Romance de Curro el Palmo», siguió con un emotivo concierto en el que cantó esas clásicas que el público esperaba. Como la de esa mujer «que sigue en sus fabulosos 40´s, mientras yo con las rodillas hechas polvo», e interpretó «Señora», a la que siguió «Lucía». Ante la emoción de la audiencia, que aplaudía al término de cada canción, pero no tenía tiempo de interrumpirlo, Serrat hacía comentarios en un juego de palabras con los nombres o frases de sus canciones.

A los primeros acordes e «No hago otra cosa que pensar en ti», lo gritos no se hicieron esperar y poco a poco los coros del público se escucharon en el coso de Reforma. La velada siguió con «Algo personal» y después dijo «Miguel Hernández nació en 1910 y murió en la cárcel en 1942, 80 años se cumplen de la infamia. «Las nanas de la cebolla» la escribió desde la cárcel. A este poema le puso música mi amigo, el compañero Alberto Cortés», y dio paso a la interpretación del emotivo tema que el poeta escribió para su hijo.

Canciones que son parte de la banda sonora de la vida de miles de personas, temas que han significado en lo público y lo privado, se escucharon en una noche agridulce de despedida. «Para la libertad», «Mediterráneo», una nana en catalán y con las letra en español en la pantalla. Joan Manuel Serrat, a sus 78 años se despide dignamente del público, aunque su baile ya no es el de antes, sus movimientos más lentos, pero siempre dulces.

La sorpresa d la noche llegó cuando dijo que «una de las maravillas que me regaló este oficio son los amigos, y quiero invitar al escenario a mi querido amigo Manuel Mijares», y el soldado del amor, educado a ritmo de los Beatles, Frank Sinatra y Tony Bennett, respetuosa y amorosamente abrazó a su amigo Serrat y juntos cantaron «Hoy puede ser un gran día». Y la sorpresa no lo fue tanto, porque Pablo Hiriart ya había tuiteado una foto con ambos ese mismo día. Una entrañable interpretación con un baile en el que cuidadosamente Mijares tomaba del brazo Serrat.

Serrat y Mijares

El cantante, el poeta, el intérprete que no disimulaba la nostalgia, la tristeza de despedirse del público mexicano, con su traje negro con una calavera en el ojal de la solapa, ese Serrat único que cantó y cantó, como si no quisiera irse del escenario «pero no me van a quebrar ¿eh?, pienso llegar hasta el final». Sin embargo, no pudo contener las lágrimas con «Aquellas pequeñas cosas», que interpretó después de «Tu nombre me sabe a hierba». Y en ese momento conmovedor nos recordó que «esta canción está por cumplir 50 años, !50 años!», y se escucharon los primeros acordes de «Mediterráneo», para seguir con «Cantares».

Fueron dos horas con veinte minutos de concierto, una despedida que pretendía finalizar con «Fiesta», pero que al calor de los aplausos y las lágrimas tuvo que extenderse y Serrat a modo de regaló «con todo respeto esta de José Alfredo Jiménez», y cantó «Un mundo raro».

Finalmente rememoró, «llegué a México por primera vez en 1969, y aún las hogueras de Tlatelolco seguían encendidas (…) recuerdo con cariño mi primer concierto en Bellas Artes, mi primer encuentro con los estudiantes de la UNAM en el Auditorio Justo Sierra y mi estancia en casa de los Taibo (…) y el momento en el que tuve que exiliarme. Muchas gracias, ha sido un placer haberlos conocido», y llegó el final con la interpretación de una gran versión de «Las Golondrinas».

Pero no podía irse así, regresó limpiándose las lágrimas y dijo «muy bien, se aceptan peticiones», por lo que diez mil personas eligieron «Penélope» para decir adiós a el gran Joan Manuel Serrat.

Foto: Rocío Macías

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