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Chava Flores, cronista de nuestro país

por | Ene 13, 2022

Con canciones que hablan de las costumbres y entorno de los mexicanos, el compositor describe a un México que permanece

Este 14 de enero Chava Flores hubiera cumplido 102 años. Retratista musical de nuestro país, cronista de ese México Distrito Federal que parece que ya se fue, pero también que sigue aquí de una u otra manera, el compositor dejó un legado de más de doscientos temas que con todo y su humor, son declaraciones de humor de nuestra ciudad.

De origen humilde, Chava Flores tuvo muchos oficios desde sus trece años. Fue mensajero, repartidor, cobrador, sastre, contador, ferretero y tuvo una imprenta, donde comenzó su contacto con el mundo de la música. De imprimir, pasó a dirigir la revista quincenal El Álbum de Oro de la Canción, donde aparecían las melodías de los artistas más populares de México.

Chava Flores vivió en la Calle de la Soledad, en el Barrio de la Merced; también el Peralvillo, la San Rafael, la Guerrero, la Doctores, la Roma, Santa María La Ribera, Tacubaya y Azcapotzalco. Barrios populares que nutrieron las experiencias que plasmó en las letras de las canciones.

Como en “La casa de Lupe”:

Ayer que fui a la casa de Lupe y de Manuel,

cuando me abrió la Lupe me dijo: -No está aquél-;

entré hasta la salita y había un televisor

y ahí, sobre carpetas, las fotos del señor.

Colgado está el retrato de Lupe sin Manuel,

vestida va de novia cuando casó con él;

allá está la abuelita y acá tiene a un señor

que abraza a Pancho Villa haciéndole el favor.

La sala de la Lupe, chiquita, a todo dar,

al centro una mesita que habían de jubilar,

y luego, de este lado, junto al apagador

está todo amolado su refrigerador.

Esto que tiene Lupe le llama comedor:

la mesa, mantel de hule, tres sillas y un cajón;

repleto de figuras está el aparador,

recuerdos de pasteles, tres platos y un tibor.

No aguanta ya el linóleum, se ve re cascarón;

allá La última cena, su clavo y su cordón;

enfrente, en la ventana, cortinas de rayón

y junto un calendario: Las Glorias de Don Chon.

La puerta que da al baño, pa’ entrar de refilón,

topó en la lavadora que le hace, allí, presión;

colgado un tendedero con la ropa interior,

todita de la Lupe, ninguna del señor.

La tina llena de agua, con ropa de color,

la clásica manguera junto al irrigador;

allá una bacinica, cascada por detrás,

acá el papel del baño y luego… lo demás.

Me fui hasta la cocina, mas pronto me salí,

olía muy mal la indina por trapos que hay ahí,

los platos cochambrosos, creo que del día anterior

y dicen que a la Lupe le pega su señor.

Por fin llegué a la pieza que sirve pa’ dormir,

la cama no estaba hecha… ¡ni quién se va a morir!;

allá, en el burocito, un terno y un reloj,

también la veladora a la Virgen del Perdón.

Un chorro de retratos, ropero y tocador

repleto de menjurjes, pinturas y loción,

un kilo de pelucas, postizos por mayor,

razón pa’ que a la Lupe le digan «La Colchón».

Me despedí de Lupe: -Saludos a Manuel,

besitos para el perro y patadas para él.

Salí de aquella casa sin nada comentar,

no vaya a creer la Lupe que fui pa’ criticar.

Si alguien quiere conocer cómo se vivía en ese México de los 50 y 60, sólo tiene que escuchar las canciones de Chava Flores, que si bien nos describía las fiestas, que prevalecen con esas costumbres, como en “Los Gorrones”, «La tertulia» y «Boda de Vecindad», o el amor como en “El retrato de Manuela”, o un el gentío del Centro en “Sábado Distrito Federal”.

La economía familiar se las ha visto negras desde entonces, y entre broma y broma, la verdad se asoma en “Peso sobre peso”; y el tema de la muerte y los velorios mexicanos no se escapa con “Cerró sus ojitos Cleto”. Y las aspiraciones (tan de moda el tema en estos días) de los ciudadanos quedaron en la clásica “A qué le tiras cuando sueñas mexicano”, canción escrita por don Chava en la década de los cincuenta, que describe tristemente una situación social que no ha cambiado.

El tema clásico ha sido interpretado por sinfín de cantantes, pero quienes le dieron más peso son Amparo Ochoa y Gabino Palomares, que con sus voces ponen énfasis en la descripción de un país pobre, sobrepoblado y con falta de oportunidades.

Simpático, bonachón, inteligente y disciplinado, Chava Flores registró sus canciones con todas las de la ley y tuvo el cuidado de conservar objetos, papeles, fotografías y videos que dan cuenta de su vida y su carrera musical, lo cual es un legado para los habitantes de este país.

Chava Flores murió hace 35 años y sus canciones nos retratan en costumbres y hasta malas mañas, con todo y eso, características que hacen únicos a los mexicanos y que gracias a esos temas, que se han convertido en textos de estudio, el compositor será siempre el cronista de México y se le recuerda en su cumpleaños y también el sábado 15 de enero, que se celebra el Día del Compositor.

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