A pesar de que el Gobierno federal, a través de la Secretaría del Bienestar, se dedicó a registrar y censar a los damnificados de las lluvias de noviembre pasado en Chiapas, para darles un apoyo de 10 mil pesos, así como aparatos electrodomésticos, me han llegado por lo menos dos denuncias de irregularidades en el levantamiento del censo para los apoyos.
La primera denuncia, es del municipio de Coapilla:
“En nuestro municipio con nuestras dos servidoras de la nación la señora Fabiola García Domínguez y la señora Gladys, el día de hoy durante el cobro de los 10 mil pesos en el Cobach vimos que se beneficiaron familiares cercanos a ellos. La señora Fabiola censó a su mamá, cuñado, suegros y la señora Gladys beneficio a su hermano y abuelita. Se debe hacer una revisión minuciosa si en verdad estas personas lo necesitan cuando hay ciudadanos que lo necesitan y hoy se sienten ofendidos”.
Y en Nuevo Huitiupán, municipio de Sabanilla, el siervo de la nación, de nombre Bartimeo, llegó hace dos semanas, y no quiso censar las casas de las 6 familias que viven en esa comunidad indígena, porque “no se cayeron las paredes de las casas”, a pesar de que las inundaciones por la lluvia provocaron que se fisuraran varias paredes y se perdieran no solo las aves de corral, sino todo el cultivo de maíz”.
“Aquí no ha venido ni el presidente municipal, ni algún representante del gobierno federal, no nos quisieron censar y no vamos a recibir el apoyo de 10 mil pesos”, señalan a través de un mensaje.
Pero lo más impresionante, es que ya empezaron a salir anuncios en las redes sociales de venta de refrigeradores de una sola puerta, de los nuevos que está entregando el gobierno federal, que son rematados en 8 o 7 mil pesos, en plena evidencia de que esos damnificados no necesitan ese tipo de aparatos electrodomésticos.
Hay comunidades indígenas en varios municipios de Chiapas que sufrieron de lluvias, inundaciones e incluso sismos, pero que no fueron censados por servidores de la nación bajo el argumento de que como no se cayeron las casas, no ameritaban la ayuda, a pesar de que lo perdieron prácticamente todo, junto con su cosecha de maíz.
Por eso urge que este tipo de apoyos gubernamentales extraordinarios sean supervisados, no solo en Chiapas, sino en Tabasco, en donde continúan las largas filas para intentar cobrar los 10 mil pesos.
Urge que los siervos de la nación sirvan de manera honesta y transparente a la población, que no beneficien a sus familiares, que levanten los censos en comunidades en donde sí se requiere este tipo de apoyos, so pena de ir aumentando el desprestigio y descrédito en este tipo de ayudas asistencialistas.
El gobierno federal, a través de la Secretaría del Bienestar, tiene la palabra para investigar, supervisar y evitar este tipo de desvíos discrecionales.
¿O no?
Qué tal eso.
