“Neutralizan comando nazi en Coyoacán” hubiera sido el encabezado de lo que ocurrió en estos días en una agencia de la Volkswagen ubicada en aquella alcaldía. La empresa alemana con planta de montaje en Puebla, decidió romper relaciones con aquella concesionaria, dejando así a 200 familias sin un ingreso ¿el motivo? Una usuaria de twitter subió una fotografía de un poster en el que se desplegaban estandartes con esvásticas y al centro un automóvil negro de la marca ya mencionada; este poster hacía alusión al contexto histórico en el que esta empresa surgió, es decir, a una Alemania en la que Adolf Hitler tomaría el poder en 1933.
Claramente el poster estaba fuera de lugar, ya que, la concesionaria no es un sitio de memoria y es muy entendible que dicha imagen provocara incomodidad en la usuaria que subió la imagen a las redes y ni que decir en los directivos de la empresa automovilística; la sociedad alemana sigue sin poder dialogar con aquél pasado, el gesto del totalitarismo siempre está latente (el poster como síntoma del malestar; quien lea estas líneas no podrá negar que el nazismo fue condición de posibilidad para Volkswagen).
La fotografía empezó a circular en twitter y entre “corazones” y retwitts la descontextualización y la fácil “indignación” empezaron a hacer su trabajo. Lo que más me llamó la atención es que entre los usuarios que colaboraron al escándalo están algunas personas que se dedican de manera profesional a la historiografía, es decir, laboran en centros de investigación donde se problematiza la historia y yo quisiera pensar que aquello implica una forma de proceder en la realidad, pero, al parecer, aquél día se indignaron con un click, ¡hicieron su buena acción del día, defendieron a la democracia de un comando nazi!
Ahora bien ¿qué significa proceder históricamente? Implica pensar los límites de los discursos y prácticas, no solo del pasado sino de nuestro tiempo; si mis colegas historiadores y demás usuarios, incluida la persona que subió la foto a la plataforma (aquí me viene a la mente la importancia del trabajo de divulgación histórica, y no sólo me refiero a pensar y compartir con un público amplio los acontecimientos del pasado, sino, también, dialogar las implicaciones que tiene pensar históricamente para nuestro desenvolvimiento en la sociedad, será tema de otra columna) no se hubieran dejado llevar por el presentismo y entonces hubieran pensado el contexto, la historia podría haber sido otra, lo más importante, no hubieran dejado sin ingreso a 200 familias; pero no fue así, la indignación ( aquí sí sin comillas) se descontextualizó y acabó por llegar a las oficinas centrales de la Volkswagen quien decidió romper relaciones con la concesionaria. Para ir cerrando, este lamentable hecho nos tiene que llevar a reflexionar el uso que le estamos dando a las redes (las cuales, han terminado por ser una plataforma policiaca, en el que cada uno de nosotros termina por ser un chivato y llevamos al “culpable” al gran tribunal virtual). Así como Amazon tiene el botón “pedido en un click”, las redes sociales (sobre todo twitter y Facebook) nos han dado la opción de “indignación” en un click, y al no tener la capacidad de discernir porque ya sea que damos retweet sin darnos cuenta o nos dejamos llevar por una fácil “indignación” terminamos por alterar la vida de miles y miles de personas, en nombre de cualquier idea o bandera que ni siquiera nos hemos tomado el tiempo de reflexionar.
