Y después de la buena acogida, tanto en crítica como en taquilla, de ‘Chilangolandia’ (2021) y ‘Señora influencer’ (2023), las cuales se sintieron como bocanadas de aire fresco, al alejarse de la comedia romántica que se maquila con la misma fórmula o del cine contemplativo, que pareciera son las dos vertientes de cine mexicano actual, ahora Carlos Santos edifica una tercera cinta que de nueva cuenta tiene su sello en ¡Qué huevos, Sofía!.
Aunque la cárcel ha causado escozor, debido a un reparto que incluye a influencers, comediantes, nuevos rostros protagónicos y personajes de La casa de los famosos, no cabe duda que una buena dirección puede hacer milagros, tal es el caso de esta cinta en la que se nos presenta Sofía, una madre luchona, trabajadora y alcohólica, quien está lista para recibir un ascenso, pero éste le es dado a la hija de un conocido del jefe. Ella, llena de ira e impotencia, renuncia e insta a sus otros compañeros, hartos de trabajar para un jefe insoportable, a renunciar para emprender con su propia pastelería. Lo que no consideraron es que su exjefe no descansará hasta verlos fracasar.
Giovanni Romo, en la piel de Sofía, encarna a una protagonista con grises, es decir si bien es cierto que es trabajadora y soñadora, también tiene un pasado que dictamina sus problemas con el alcohol, además de un vocabulario de carretonero, dándole dimensiones y presentando algo más que las bromas de pastelazo.
Por su parte, Liliana Arriaga, vuelve a ser reclamada por Santos, ahora en la piel de una abuela con una familia bastante nutrida y una vez más, la actriz vuelve a demostrar de qué lado masca la iguana, lo mismo ocurre con Priscila Arias, aunque en una menor dosis. Yanet García es toda una delicia y una revelación. Odiado y abucheado, tras su desempeño en la Casa de los famosos, Ricardo Peralta no lo hace mal, pero vuelve a caer en todos los clichés y estereotipos del hombre gay amanerado.
Sergio Mayer, con base en la personalidad de petulancia que ha forjado en los medios, se erige como el gran villano de la historia, es implacable y ojete a diestra y siniestra, sin ningún empacho; Mayer le da la pimienta y la sal a este postre para el público mexicano. Asimismo, ocurre algo similar con Emmanuel Orendayb, quien repite el papel que le fue otorgado en Chilangolandia, lo cual arroja una hipótesis sobre multiverso o algo similar.
Carlos Santos lo vuelve a hacer, con muchos huevos y otros ingredientes cocción a una comedia que toca temas como el nepotismo, la corrupción, sexismo y otras vertientes que se insertan en esta urbe en el día a día, pero puestos en forma de comedia, pues como decía Moliere ‘A la gente hay que hacerla reír y una vez que tengan la boca abierta, meterles la razón’.
