Lo gótico, las fuerzas oscuras y las pesadillas se han convertido en los distintivos de Osgood Perkins, hijo del otrora Norman Bates en ‘Piscosis’; en esta ocasión el cineasta vuelve a ocupar estos elementos jugando con el realismo de varios crímenes y lo surreal de los demonios para tejer una cinta que se ondea entre lo racional y lo intangible con ‘Longlegs: Coleccionista de almas’.
A lo largo de varios años, iniciando por los 60’s, se han cometido varios crímenes, en los que varias familias han sido halladas sin vida; a Lee Harker, una nueva y talentosa agente del FBI, le han asignado esta serie de eventos desafortunados, en los que se persigue a un asesino serial.
A medida que la investigación avanza, todo se complica y se descubren pruebas ocultas, Harker se da cuenta de que existe un vínculo personal con el despiadado asesino y debe actuar con rapidez para evitar más tragedias.
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Perkins sabe dónde poner la cámara, es propositivo en su forma de ir sembrando el terror, donde alude por la sutileza para culminar con visceralidad, todo se torna en una espiral de desconcierto, hay reminiscencias a ‘El silencio de los inocentes’ (1991) en algunos elementos obvios, pero es propositiva en su apuesta, en momentos es desconcertante, a veces se cocina a demasiado fuego lento y detona en la ambigüedad.
Maika Monroe concibe a una agente conflictuada pero mesurada, en la contra parte hallamos a un Nicolás Cage desbordado, digno de ser el protagonista de cualquier pesadilla contemporánea, su maquillaje y peinado al estilo de Betty Davis en ‘¿Qué pasó con Baby Jane?’ (1962) fusionado con Búfalo Bill de la cinta antes mencionada de Jonathan Demme, pero contribuyendo con su propia cosecha construyen, con pocas escenas, uno de los villanos más perturbadores de los últimos años en el género de terror.
Ambas actuaciones, con polos opuestos, son uno de los grandes aciertos de esta cinta. Cada paso, cada pista, se convierte en una experiencia inmersiva donde el público se mete en la piel de un investigador.
Inquietante, perturbadora y por mucho tiempo puede que no salga de tu psique es como puede definirse a esta cinta que demuestra que el género de terror sigue vivo. ¡Salve el terror!