Los sabores de los cigarrillos electrónicos enganchan a los niños y pueden dañar las células de los pulmones. En Estados Unidos, 8 de cada 10 adolescentes que utilizan vapeadores afirman hacerlo sin sabor a tabaco.
Como una alternativa a los cigarros, los vapeadores se han convertido en una tendencia popular en los últimos años. Sin embargo, aunque se cree que con estos aparatos se puede consumir nicotina de forma segura, los cigarrillos electrónicos tienen otros riesgos para la salud.
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En primer lugar, los vapeadores usan baterías para calentar el líquido que contiene la nicotina y convertirlo en un aerosol, que transporta diversas sustancias químicas a los pulmones, al torrente sanguíneo, y luego pasan rápidamente al cerebro. Esta inmediatez es la que provoca la adicción, lo que implica que el cigarro electrónico sea igual de adictivo que el tradicional.
Cabe destacar que ambos tipos de cigarros, además de nicotina, incluyen partículas ultra finas, metales pesados, compuestos orgánicos volátiles y otras sustancias químicas cancerígenas. Y aunque en el vapeo estos elementos tienen una baja toxicidad, si se sigue consumiendo el cigarrillo común, no habrá un cambio positivo de salud.
Por otra parte, los sabores de los cigarrillos electrónicos enganchan a los niños y pueden dañar las células de los pulmones. En Estados Unidos, 8 de cada 10 adolescentes que utilizan vapeadores afirman hacerlo sin sabor a tabaco.
Aunque estos productos tienen la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), se ha demostrado que varios de los químicos utilizados para crear ciertos sabores, como el pulegone (menta) y el diacetil (sabor cremoso) dañan las células de los pulmones.
De esta manera, si se inhala de manera constante, los pulmones pueden dañarse de manera permanente y perder sus defensas contra virus y bacterias.
Un tercer punto a considerar sobre los vapeadores es que, debido a su reciente ingreso al mercado, los investigadores no han establecido los riesgos a largo plazo asociados con su uso, a diferencia de los ya conocidos por los cigarros como son tos crónica, bronquitis, exacerbación del asma y neumonía.
Además, la diversidad de cigarrillos electrónicos y falta de conocimiento sobre la seguridad del producto se debe a la forma en que estos entraron en el mercado estadounidense, y no contar con una regulación. Esto provocó que actualmente se desarrollen y vendan múltiples líneas de productos diferentes, que varían enormemente en la potencia de la batería, los sabores, los niveles de nicotina y otros componentes.
Lo anterior dio paso que un tribunal prohibiera a los fabricantes afirmar que estos artículos ayudan a las personas a dejar de fumar. Sin embargo, las empresas fueron creativas y comercializaron sus productos como dispositivos “de cambio”. Desafortunadamente, esta medida del tribunal afectó a los investigadores, por que no pueden estudiar los cigarrillos electrónicos en ensayos controlados aleatorizados, para ver si realmente ayudan a las personas a dejar de fumar.
Así mismo, la falta de regulación, de divulgaciones sobre el producto y la facilidad para alterar los cigarrillos electrónicos significa que la gente puede no saber lo que contienen.
Un cuarto riesgo de los vapeadores es que la nicotina es más peligrosa para los jóvenes, pues su cerebro aún está en desarrollo. Al ser su principal consumidor, las empresas de cigarrillos electrónicos han impulsado un aumento del número de adolescentes expuestos a la nicotina, ya que publicitan fuertemente en la televisión y en los puntos de venta minorista, pagan a influentes de las redes sociales y crean sabores para niños en productos con alto contenido de nicotina.
Finalmente, la mejor manera de evitar la adicción a la nicotina es nunca empezar a fumar, vapear o usar otros productos de tabaco, especialmente durante la infancia y la adolescencia cuando el cerebro aún se está desarrollando, po lo que es importante que los padres hablen con sus hijos sobre estos temas.
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