No existe en la historia de los Derechos Humanos una batalla ganada de manera pacífica y mucho menos pasiva.
Aunque no exista un formato homologado de pliego petitorio, en donde las exigencias de mujeres sean sistematizadas y presentadas al unísono, es evidente que hay razones suficientes para que tomen las calles “de malos modos”; son víctimas, familiares y mujeres con sentido de la empatía, las que recurren a levantar la voz en medio de un escándalo que ahoga los crímenes de género.
Pero si la indignación nos alcanza con la destrucción de inmuebles patrimoniales (que no son totalmente responsabilidad de las activistas, sino también de la gente infiltrada) solo recordemos la razón de la Marcha 8M: la escalofriante cifra de 6,861 mujeres que fueron brutalmente asesinadas durante 2020. Hoy alcanzando un promedio de 18 (18.79) asesinadas al día, sin mencionar los delitos sexuales y de discriminación que son el pan de todos los días de la realidad de las mujeres en todo el mundo.
