Después de la fastuosidad y colorido de ‘El gran showman’, Michael Gracey de nueva cuenta vuelve al virtuosismo visual y propositivo, en esta ocasión para presentar a un showman británico, contando su historia, vista a través de los ojos de un simio en una carta de auto ego u sinceridad para su público en ‘Better man: La historia de Robbie Williams’.
Hijo de un hombre contando aspiraciones de ser un showman, la historia nos presenta este capítulo que marcó al cantante desde muy pequeño, es así como se observa la vida y obra de este también compositor, en donde se vislumbra su ascenso a la fama y su descenso a los infiernos con el todos los excesos habidos y por haber, demostrando así su vulnerabilidad y presentando una honestidad brutal, que pocos se atreven a confesar.

A lo largo de 135 minutos, ayudados por la voz off de Williams y con un simio hecho por CGI, la cinta explora el cómo Robert sigue en la búsqueda de su camino y de una u otra forma es el que sostiene a Robbie, quien siempre anheló la fama y la fortuna. Aunque no se detalla a fondo, sí hay una diferencia entre el hombre y su alter ego mostrado en la diferencia de los nombres antes mencionados.

‘Feel’, ‘Come undone’, ‘Angel’ y otros temas más resuenan en las butacas y adquieren un nuevo cariz, ahora vistos desde la perspectiva de esta biopic que brilla por su efervescencia, luminosidad y propositivismo.

Vulnerabilidad, el rostro y los estragos de la fama, en medio de tonalidades pop con mucha creatividad visual es lo presentado en esta propuesta que embelesará el alma de más de uno.