Un estudio reciente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por parte de la Facultad de Química y el Instituto de Biotecnología, presentó su propuesta para dejar de ver el bagazo de agave y otros subproductos de la agroindustria como deshechos contaminantes, o de difícil confinamiento, para tomarlo como un potencial de materia prima para la obtención de productos valiosos en las biorrefinerías.
El agave es una especie de planta del tipo de las suculentas que ha sido utilizada en Mesoamérica por más de nueve mil años, esto con el fin de obtener fibras, azúcares y particularmente en México.
Posterior a extraer el agave, queda un remanente vegetal que es comúnmente conocido como bagazo, del cual al año se generan alrededor de 360 mil toneladas. Éste es de gran valor como precursor de compuestos que podrían ser aprovechados en distintas industrias.
La combinación de diversos pretratamientos permite la producción de jarabes de bagazo de agave que son ricos en azúcares de cinco a seis carbonos para ser utilizados como materia prima en la producción de compuestos de interés y valor agregado.
Cabe resaltar que en el laboratorio de Ingeniería de Vías Metabólicas del Instituto de Biotecnología de la UNAM ha modificado genéticamente bacterias para convertirlas en productoras eficientes de diversas moléculas, esto mediante ingeniería metabólica.
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Los investigadores del laboratorio han logrado crear cepas que pueden producir etanol o lactato de manera eficiente con altos rendimientos y productividades. Estas bacterias consumen los azúcares de los jarabes y los convierten en compuestos deseados.
Luego de la destilación y la deshidratación, es decir, obtener el alcohol prácticamente al 100% sin agua, el etanol puro puede ser usado como oxigenante de la gasolina agregándolo a una concentración de 10 a 20% o incluso como biocombustible por sí mismo, usándolo en automotores acondicionados para funcionar con etanol únicamente.
GPP
