La Organización de las Naciones Unidas (ONU) publica cada año un informe sobre el índice global de felicidad de cada país, el cual posicionó a Finlandia como el número uno durante el 2021, mientras que México cayó 23 lugares, por lo que ahora está en el puesto 46.
Ante la situación, a nivel de políticas públicas crece el interés en desarrollar métodos que permitan medir el bienestar de los ciudadanos. La búsqueda de la felicidad fue calificada por diversos psicólogos como una inquietud de todos los seres humanos desde la antigüedad, no obstante el concepto no está claro.
Viktor Frankl, psiquiatra que estudió la logoterapia en sus inicios, la cual se trata de descubrir el sentido de la vida de las personas, propuso que la felicidad está relacionada con el propósito que cada quien tiene.
El bienestar subjetivo se define, según la investigadora de la Universidad Internacional de Valencia, Fátima Servián, por tres estados mentales distintos, los cuales son el afecto negativo, el positivo y las evaluaciones de satisfacción con la vida.
Para sobrevivir y adaptarse, el ser humano debe experimentar emociones no placenteras, como el duelo. No obstante, el problema se presenta cuando las personas experimentan efectos negativos no necesarios como la ansiedad.
Los afectos positivos también pueden ser desreguladores, pues no porque seas positivo es bueno, de acuerdo con Fátima Servián. Las evaluaciones de satisfacción tienen que ver con la percepción que se tiene sobre sí mismo y el eterno.
En este sentido, la sensación de felicidad no depende de que sucedan acontecimientos “buenos” o “malos” en la vida, sino de la forma de enfrentarse a éstos.
“En la vida nos suceden cosas que no podemos cambiar, y debemos aprender a aceptarlas, al igual que a encarar las que sí tienen solución»
Fátima Servián.
Por su parte, la revista Frontiers in Psychology analizó la efectividad de técnicas como el mindfulness y el desarrollo de virtudes y fortalezas del equilibrio emocional, la autoconciencia y la solidaridad con uno mismo y con los demás.
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En el caso de infantes y jóvenes, la investigadora compartió que hay casos de depresión a niveles sin precedentes debido a las redes sociales, la televisión y las personas que los rodean. Es por ello que destacó la importancia de encontrar la motivación de encontrar lo que incite a la persona a desarrollarse.
Para potenciar estas capacidades, la psicóloga explicó que los adultos deben trabajarlas en sí mismos, ya que no se le puede explicar a un infante lo que uno no sabe. Asimismo, comentó que las emociones no son buenas ni malas, por lo que el llanto y el enfado son necesarios.
