La Ciudad de México es un destino clave para el turismo religioso, albergando algunos de los santuarios y templos más emblemáticos de América Latina. Con una rica historia que entrelaza tradiciones prehispánicas y católicas, la capital mexicana ofrece un recorrido espiritual lleno de cultura, arquitectura y devoción.
Basílica de Guadalupe: El centro del turismo religioso.
Uno de los sitios más visitados por peregrinos de todo el mundo es la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en el cerro del Tepeyac. Este santuario, que data del siglo XVI, es un símbolo no solo de la fe católica, sino también de la identidad mexicana.
Según la tradición, la Virgen de Guadalupe se apareció aquí al indígena Juan Diego en 1531, y desde entonces, millones de devotos llegan cada año para rendir homenaje a la «Madre de México». El 12 de diciembre, día de la Virgen, congrega a multitudes de peregrinos que llenan la explanada de la Basílica en un evento de gran significación religiosa y cultural.
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Templo Mayor: El Legado Prehispánico.
Para quienes buscan explorar las raíces espirituales de la Ciudad de México antes de la llegada de los conquistadores, el Templo Mayor es un lugar imperdible. Localizado en el corazón del Centro Histórico, este antiguo centro ceremonial azteca estaba dedicado a Huitzilopochtli, dios de la guerra, y Tlaloc, dios de la lluvia. Aunque la mayoría de la estructura original fue destruida tras la conquista española, las ruinas actuales permiten vislumbrar la magnitud de las ceremonias religiosas que se realizaban en este sitio.
Catedral Metropolitana: Un Testigo de Siglos
Otro punto destacado en la ruta del turismo religioso es la Catedral Metropolitana, una joya arquitectónica situada en la Plaza de la Constitución (Zócalo). Construida sobre lo que fue el Templo Mayor, la catedral refleja el sincretismo entre las tradiciones católicas y las culturas indígenas.
Su construcción comenzó en 1573 y tardó más de dos siglos en completarse, resultando en una mezcla de estilos arquitectónicos como el barroco, neoclásico y churrigueresco. Dentro de sus muros, los visitantes pueden apreciar una serie de altares, capillas y obras de arte sacro que narran la historia espiritual de la ciudad.
Iglesias Barrocas: Patrimonio de la Ciudad.
El Templo de San Francisco, ubicado en Madero, es otra parada obligatoria. Construido en el lugar de un antiguo convento franciscano, este templo es uno de los mejores ejemplos del barroco novohispano en la Ciudad de México. No muy lejos, la Iglesia de la Profesa, famosa por su fachada detallada y sus retablos dorados, es otro testimonio del arte religioso de la época colonial.