Tras casi nueve horas de intenso debate, el pleno del Senado de la República aprobó la reforma constitucional que consolida a la Guardia Nacional como una fuerza de seguridad pública de carácter permanente, integrada por elementos militares con formación policial, y dependiente de la Secretaría de la Defensa Nacional. Con 86 votos a favor, 42 en contra y la mayoría calificada necesaria, la reforma fue respaldada, destacando el apoyo de Morena, PT, PVEM y el senador panista Miguel Ángel Yunes Márquez.
El presidente de la Junta de Coordinación Política, Adán Augusto López Hernández, señaló que esta reforma es clave para profesionalizar las instituciones encargadas de garantizar la seguridad pública, destacando la oportunidad de fortalecer las capacidades operativas de la Guardia Nacional en un momento crucial para el país.
A pesar de la aprobación, la reforma ha generado una polarización notable. Los legisladores del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano presentaron votos particulares en contra, argumentando que la militarización de la seguridad pública ha sido un fracaso. Ricardo Anaya, del PAN, subrayó que los altos índices de homicidios desde la estrategia militar de Felipe Calderón hasta el actual gobierno evidencian la ineficacia de este enfoque. Anaya destacó que la administración de López Obrador podría cerrar con más de 200 mil homicidios, lo que pone en duda el éxito de la reforma.
Por su parte, legisladores de Morena y PT defendieron la medida como un paso necesario para lograr la pacificación del país. Omar García Harfuch, de Morena, señaló que la Guardia Nacional es esencial ante la falta de policías suficientes en diversas comunidades y el poder de fuego de la delincuencia organizada. «Un retroceso en la consolidación de esta institución implicaría empezar de cero», advirtió.
El debate no estuvo exento de críticas. Francisco Javier Ramírez Acuña, del PAN, reiteró que la estrategia de militarizar la seguridad pública ha demostrado su fracaso a lo largo de 18 años, mientras que Manuel Añorve Baños, del PRI, afirmó que esta reforma es una confesión de incapacidad por parte del oficialismo. Añorve también subrayó que el gobierno actual busca que las Fuerzas Armadas asuman la responsabilidad de su incompetencia en materia de seguridad.
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Por el lado favorable, Juanita Guerra Mena, del PVEM, apoyó la reforma destacando la confianza del pueblo en las instituciones militares, mientras que Alberto Anaya Gutiérrez, del PT, aseguró que la coordinación de la Guardia Nacional con la Secretaría de la Defensa Nacional garantizará disciplina y profesionalismo.
En contraste, Clemente Castañeda Hoeflich, de Movimiento Ciudadano, cuestionó que la reforma fractura la separación entre el poder civil y militar, distorsionando el diseño institucional del Estado.
Finalmente, a las 6:29 de la mañana, la reforma fue aprobada en lo general y en lo particular, y enviada a las legislaturas estatales para su ratificación, cerrando un capítulo clave en la reconfiguración del esquema de seguridad pública en México.