El conocido como Plantón 420 a las afueras del Senado de la República cumple tres años, y hasta el momento, el tema está congelado en lo legislativo, mientras que a las afueras operan grupos de narcomenudistas
Este 2 de febrero, se cumplen tres años desde que el conocido como “Plantón 420” se instaló en la Plaza Luis Pasteur, ubicada a un costado del Senado de la República, el cual ha permanecido bajo la exigencia por la libertad de consumo lúdico de la mariguana.
Este lugar también se ha convertido en un espacio de tolerancia, según sus visitantes, en donde cientos de consumidores de la cannabis se reúnen para compartir el gusto, lo cual le ha dado popularidad al movimiento, sin embargo, existen otros factores que lo afectan, como la venta ilegal, que en algunos casos está vinculada a grupos del crimen organizado de la Ciudad de México.
En el espacio ocupado por los integrantes de la organización se realizan diversas actividades, con el fin de informar a la población sobre el consumo y otros usos que se le pueden dar a la planta, como pláticas, talleres, conciertos, eventos culturales, recolección de firmas, entre otras, las cuales también se llevaron a cabo este jueves por el aniversario del plantón.
Sin embargo, esta parte del Senado también ha sido utilizada por vendedores de mariguana y otras sustancias, que se aprovechan de la lucha política de los manifestantes para continuar con un negocio completamente ilegal, en donde hasta grupos delictivos que operan en la capital dirigen el comercio, todo esto bajo la sombra de una exigencia legítima.
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Este aspecto de ese espacio, genera desconfianza y un ambiente tenso, debido al comportamiento de estos grupos de vendedores, los cuales en día cualquiera operan entre 15 y 30 personas, todas comercializando al mismo tiempo, sin conocer la proveniencia de la droga. Asimismo, se han registrado actos de violencia, en los que en pandilla atacan a sus víctimas.
Cabe mencionar que, aunque siempre hay una patrulla, incluso presencia de la Guardia Nacional, la venta se realiza en sus narices, y hasta el momento, el Gobierno de la Ciudad de México y la alcaldía Cuauhtémoc han fijado una postura sobre el tema.