De acuerdo con las declaraciones del Presidente, Andrés Manuel López Obrador, “Llueva, truene o relampaguee”, las clases presenciales se iniciaran a finales de agosto en México, insistiendo que “ya fue bastante”, continuando con el plan de la SEP para iniciar el ciclo escolar en agosto con las escuelas abiertas.
Pero ante este tipo de resoluciones, ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de mandar a los estudiantes a clases? y ¿Por qué la necesidad de regresar a clases?
México, en conjunto con Bangladesh, son los dos únicos países en el mundo en donde las escuelas siguen cerradas. Cabe resaltar que, para agosto, cuando se tiene previsto reiniciar el ciclo escolar, las escuelas llevarán cerradas cerca de un año con cinco meses, lo que es demasiado tiempo en consideración de expertos de la educación.
De acuerdo con la UNICEF, el aprendizaje solo sucederá si se retoman las clases presenciales, lo que representa un paso clave para la continuidad de la educación.
Ante esta resolución, se planea recuperar el aprendizaje, mitigando otros problemas que se han agravado durante el confinamiento como la desnutrición, la obesidad, la violencia, el abuso y el embarazo en adolescentes.
Es importante comprender que el cierre de las escuelas provocó un aumento en al abandono escolar, que de acuerdo con los datos, 1.5 millones de niñas, niños y adolescentes entre 3 y 18 años no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021 como resultado de la epidemia.
De acuerdo con la Encuesta para la Mediación del Impacto Covid-19 en la Educación, realizada por INEGI, millones de estudiantes que se encontraban inscritos no volvieron a presentarse a sus clases.
Sin embargo, el regreso a las aulas ante la tercera ola que se ha presentado en el país, misma que ha afectado en mayor parte a los jóvenes, depende de la colaboración de todos, aplicando de manera exhaustiva de los protocolos sanitarios.
Cabe destacar que otro de los problemas que se han presentado como consecuencia de esta problemática, son los efectos sociológicos en niñas, niños y adolescentes, ya que a más de un año de los cierres de las escuelas, organizaciones como la UNESCO han alertado sobre impactos como la pobreza ante la educación recibida.
Cerca de 72 millones de niños de educación básica serán incapaces de leer y comprender un texto simple a los 10 años de edad.
Aquellos que cuentan con la “fortuna” de contar con clases en línea y contar con dispositivos móviles o computadoras, se sienten desmotivados y solos, mostrando mayores síntomas de hiperactividad y ansiedad.
“Las clases en línea son un factor importante que contribuye a la ansiedad y depresión en los adolescentes, y en la hiperactividad en los niños”.
Henritta Fore, de UNICEF.
Este tipo de educación en línea ha sometido a una realidad inevitable, en donde el excesivo tiempo frente a las pantallas es la única forma de mantenerse conectados con otros. Sin embargo, el exceso de tiempo frente a los dispositivos tecnológicos incrementa enfermedades como la ansiedad, la depresión y la soledad.
Ante esto, procurar la salud mental de los menores es fundamental para una sociedad sana en el futuro.
Frente a esto, las nuevas generaciones se enfrentan a un nuevo reto y a su capacidad de adaptación frente al regreso a clases presenciales, el riesgo al contagio y a la recuperación de hábitos perdidos.
Uno de los grandes retos que se deben enfrentar para el retorno a clases presenciales es garantizar que se han realizado las mayores acciones necesarias para minimizar el riesgo de contagios.
Sin embargo, el presupuesto que se debe ofrecer al personal educativo también toma un papel importante, ya que garantizar la seguridad de los alumnos debe ser uno de los principales objetivos ante esta nueva realidad.
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