Enrique González Martínez, uno de los poetas más influyentes de la literatura mexicana del siglo XX, nos ofrece en su poema «Página en blanco» una profunda meditación sobre el paso del tiempo y la naturaleza efímera de la creatividad y la existencia humana. Publicado en su libro «El libro de la fuerza, de la bondad y del ensueño», este poema nos sumerge en un viaje introspectivo, revelando la angustia del poeta frente al inevitable declive y el olvido.
Desde los primeros versos, González Martínez nos confronta con la fragilidad de la voz poética:
Un día, no muy tarde, la inquietud que me acosa
para que diga el canto que conturba mi vida,
cesará, como flama por el viento extinguida,
y la voz será muda y el alma silenciosa.
Aquí, la inquietud que impulsa al poeta a cantar es comparada con una llama que el viento puede extinguir en cualquier momento. Esta metáfora sugiere que tanto la inspiración como la vida son transitorias y vulnerables. La voz, símbolo de la creatividad y la expresión, se apagará, dejando al alma en silencio.
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En la segunda estrofa, el poeta nos habla de cómo los asombros y las codicias intelectuales de antaño se convertirán en meras sombras del pasado:
Todo lo que en un tiempo suscitó mis asombros
y lo que fue codicia del pensamiento mío,
despertará a su paso un «qué sé yo» de hastío,
un desdeñoso y leve encogimiento de hombros.
El «qué sé yo» y el encogimiento de hombros representan la apatía y la desilusión que sustituirán a la pasión y la curiosidad. La transformación de la vibrante vida intelectual en indiferencia resalta la melancolía del paso del tiempo.
La tercera estrofa aborda la fragilidad del recuerdo y la naturaleza efímera de las meditaciones y los cantos pasados:
Trémula ya la mano que oprimió los bordones
de la constante lira, se llevará el pasado
los ecos imprecisos de todo lo cantado
y el lívido fantasma de las meditaciones.
El poeta se imagina a sí mismo con una mano temblorosa, incapaz de sostener la lira, símbolo de su arte. Los ecos de sus canciones se vuelven imprecisos y sus meditaciones se transforman en un «lívido fantasma», evocando la pálida sombra de lo que una vez fue vibrante y lleno de vida.
La última estrofa es la culminación de esta reflexión melancólica:
De esta vida de ensueño, de este mundo en que arranco
la visión de mis ojos, la canción de mi oído,
quedarán solamente un laúd sin sonido,
un espíritu en sombras y una página en blanco.
La «página en blanco» es una metáfora poderosa que encapsula la idea de la vacuidad y el olvido final. Representa la ausencia de contenido, la pérdida de creatividad y el fin de la expresión artística. El laúd sin sonido y el espíritu en sombras refuerzan esta imagen de desolación y vacío.
En cada uno de sus poemas, encontramos un destello de certeza que nos ayuda a comprender que lo verdadero solo puede ser contemplado sin prejuicio alguno. La poesía, en su esencia más pura, es una intuición de la realidad que nos conecta con el tiempo y la eternidad. González Martínez, con su rica herencia literaria, continúa dialogando con nosotros, invitándonos a redescubrir la belleza y el misterio de la vida a través de la palabra. Su visión de la poesía como un lenguaje sagrado y operante es una lección valiosa para cualquier amante de la literatura.
