Dos de los mejores actores, de sus respectivas generaciones, se unen para dar voz a una obra sobre la reconciliación, la revolución del cambio y delinea la nostalgia y emotividad, dejando el puente abierto para el diálogo y la reflexión, así es como Diana Bracho y Juan Manuel Bernal se unen en Madres e hijos.
Ubicada en un departamento en Manhattan, en el 2014, en vísperas de Navidad es donde se abren las puertas para Betty, una acaudalada mujer con un dejos de homofobia y una lengua mordaz, quien se da a la labor de visitar a Chris, ex pareja de su hijo André quien murió a causa del SIDA en 1990, y decide visitarlo de improviso. En este escenario, la mujer descubre que su ex yerno ha reconstruido su vida, se ha casado con Pierre y tienen a Danny, un hijo de 6 años.
Este es el preámbulo de una velada en la que, a pesar de no verse en 20 años, aún hay asuntos por aclarar, reproches y reflexiones.
Escrita por Terrence Mc Nally, quien escribiera obras como ‘Amor, valor y compasión’ (1994) o ‘Master Class’ (1995), en la que Bracho participó, tanto en 1998 como en 2014, ahora la actriz, quien también funge como traductora con Diego del Río, encarna a una mujer mordaz y amargada, la cual provoca a los personajes y al espectador con pensamientos que muchos pueden tachar como retrógrados, la actriz no necesita alzar la voz, una mirada y ciertos matices para decir sus parlamentos demuestran el oficio y maestría trabajados por años.
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Por su parte, Juan Manuel Bernal, se mete en la epidermis de Chris y dota de vulnerabilidad, de amor y de sentimientos complejos a su personaje, comienza en la contención, para pasar a la explosividad y terminar en la compasión.
A ellos se suman Eugenio Rubio, en la piel de Pierre, como el esposo amoroso y tolerante, pero nulamente dispuesto a ver amenazado su hogar con comentarios mordaces, uno de los momentos más luminosos es de él. Asimismo, hallamos a Luca Guerra y Antúan Trejo (alternando el papel de Danny), quienes ejemplifican la ternura y de alguna u otra forma contextualizan la lucha y el progreso que han tenido las parejas homosexuales para tener los mismos derechos que los heterosexuales, aunque aún falta camino.
Compuesta de un sólo acto, dos pensamientos diferentes colisionan, donde la verdad y la compasión se fusionan para aterrizar al lenguaje del perdón.
Hace un año estuvo en cartelera ‘La Golondrina’, la cual podría ser prima hermana de esta puesta, en donde también se apela por la empatía, la reflexión y el amor. En pleno mes del Orgullo, ‘Madres e hijos’ se presenta hasta el 30 de junio en el Teatro Milán.
