El Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED) lanzó un llamado urgente a eliminar toda forma de violencia y discriminación dirigida hacia las niñas, niños y adolescentes en la capital del país, con el objetivo de garantizarles un acceso pleno a sus derechos y promover un desarrollo digno y completo.
Según la Convención de los Derechos de las Niñeces, ratificada por México en 1991, este grupo etario abarca a todas las personas de 0 a 18 años. Datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) señalan que, para el año 2020, la población de niñas, niños y adolescentes en la Ciudad de México alcanzaba los 1 millón 780 mil 113, representando el 19% del total de habitantes. Aunque esta cifra ha disminuido desde el 2015, cuando representaban el 25% de la población, sigue siendo significativa.
La infancia en la Ciudad de México enfrenta una variedad de problemáticas, según el Informe de Infancias en la Ciudad de México 2020 del Consejo de Evaluación de la Ciudad de México. Entre estas se incluyen la inseguridad alimentaria, el acceso limitado a servicios de salud y educación, así como la violencia doméstica y la pobreza.
La discriminación hacia niñas, niños y adolescentes se manifiesta a través de ideas, expresiones y acciones que los consideran como seres incompletos e incapaces, colocándolos en situaciones de desigualdad y exponiéndolos a la violencia.
Se ha observado también la segregación y exclusión de espacios que se consideran reservados para personas adultas, como el transporte aéreo o ciertos tipos de vivienda, basándose en prejuicios sobre la infancia relacionados con el ruido, la falta de control y la suciedad. Esta exclusión constituye discriminación.
Es fundamental reconocer a las niñeces como titulares absolutos de derechos, y para ello, se deben implementar políticas públicas con un enfoque antidiscriminatorio que aborden las condiciones de precariedad y desigualdad estructural que enfrentan.
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Visibilizar a la niñez como un grupo heterogéneo es esencial para hacer valer el principio de no discriminación. Esto implica tomar en cuenta los diversos contextos, identidades y culturas para crear estrategias que aborden sus necesidades de manera específica, prestando especial atención a aquellos grupos que enfrentan violencia y discriminación, como las niñeces en situación de calle.
Para construir espacios que respeten sus derechos, es fundamental incluir a los niños y niñas en la toma de decisiones, teniendo en cuenta sus intereses y fomentando el diálogo en pro de su bienestar. Es hora de que este grupo, que ha sido marginado en la toma de decisiones durante tanto tiempo, sea escuchado y tomado en cuenta.
