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EDITORIAL AUTOMOTRIZ

por | Sep 17, 2020

Panorama Automotriz en México


Nadie puede ser ajeno a que hoy día, es una industria absolutamente preponderante en la escena nacional, desde cualquier ángulo que se pueda apreciar, es una industria que no solo representa una parte por demás importante en la economía del país, sino que se ha vuelto sinónimo de progreso tecnológico, desarrollo, estabilidad y bienestar. Una inversión en el sector, inmediatamente se refleja en empleos bien remunerados y de alta estima que logra transformar comunidades y sociedades completas.


En los últimos 3 lustros México se consolidó como un polo atractor de inversión y desarrollo de la industria automotriz internacional, no solo de los fabricantes de automóviles, sino también del sector de autopartes, repuestos, recambios, neumáticos, etc.


Sin lugar a dudas, en el inmediato plazo, terminará de desplazar a la otrora preponderante industria petrolera para conformarse junto con el turismo y otras diversas manufacturas, en los ejes rectores de la actividad empresarial nacional, siendo igualmente importante en la captación de divisas e ingresos tributarios del país.


Sin embargo, pese a ese extraordinario antecedente que se ha venido forjando desde que, en las primeras décadas del siglo pasado, las automotrices apostaron por México como un polo de producción y no solo un mercado, primero los fabricantes americanos, siguiendo de los europeos y posteriormente de los asiáticos, que hoy conviven, se desarrollan, producen, exportan y venden todos en nuestro país, enfrenta hoy como industria/sector, más retos que nunca.


La transformación tecnológica en pro de los vehículos eléctricos en detrimento de los motores de combustión interna, simplifica considerablemente los procesos de manufactura de los vehículos eléctricos, siendo más sencillos de ensamblar en los mercados en los lo que están destinados a venderse, ahorrándose costes de producción, traslado, aduanas, cuotas e impuestos, eso nos obliga a replantear como estrategia país, no solo las maneras de seguir incentivando la llegada de nuevos fabricantes, nuevas plantas armadoras y nuevos proveedores, sino evitar que esa inversión ya consolidada, simplemente se vaya y retire del país dejando una estela de devastación económica, de imagen como nación y de desempleo.


Aunado a tragedias globales como la del COVID, multitud de políticas y conductas públicas que tienen lugar a nivel nacional y aplicadas de manera Federal, Estatal y Municipal, tal vez sin darse cuenta, van directamente en curso a afectar no solo a los automovilistas (a quienes las autoridades y gobernantes desprecian) sino de igual manera, irreversiblemente se encuentran  afectando y en su momento pueden terminar destruyendo esa industria que es envidia en cualquier otro lugar del mundo.
Nuestras Autoridades tienen que ser coherentes con lo que este sector representa para el país, y abstenerse de continuar la cruzada contra los automóviles (y automovilistas) en la que se encuentran desde hace ya algunos años. Por el contrario, deben de apoyar y fomentar la venta de vehículos nuevos en el territorio nacional.


No basta la idea de que los fabricantes solo deban de producir para la exportación, el mercado local, en crecimiento los últimos años, no solo se verá brutalmente afectado por la pandemia; adicionalmente, sino que cada vez que se pone en marcha alguna política de transporte o movilidad, en la que no se toma en cuenta a la industria y a los automovilistas, se hace sin pensar en las funestas consecuencias que se tiene en materia y en algunas otras poco tomadas en cuenta.

El mercado interno, con un potencial inmenso, no es tomado en consideración en su justa medida por los gobernantes y las autoridades y su desarrollo jamás ha sido una verdadera prioridad para quienes conducen las políticas del país. Este mercado interno, se ve seriamente afectado y coartado cada vez que se implementan decisiones sin llegar al fondo del análisis de la relación costo/beneficio. Miles de empleos que se pueden desarrollar, no solo no lo hacen, sino que, de seguir así, están muy próximos a perderse para no recuperarse.


Igualmente, los automovilistas no hemos sabido aprovechar el potencial económico y político que representamos, (¡los camioneros y transportistas, sí que lo hacen!) y por lo mismo, no son vistos por las autoridades mas que como sujetos a los que se les debe de imponer condiciones, costos e impuestos cada vez más gravosos e injustos.


Debemos de empezar a encaminar los esfuerzos a no solo desarrollar estrategias de promoción y continuidad de la inversión que tanto han dado a nuestro país, sino igualmente se debe de implementar y poner en marcha todo medio o mecanismo de defensa del mercado interno que sea posible, y los automovilistas, debemos de finalmente tomar el lugar que nos corresponde en la escena nacional y hacernos escuchar y valer.

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